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sábado, 3 de diciembre de 2011

El poeta chileno Nicanor Parra, Premio Cervantes 2011


Antes de que la Academia sueca le concediera el Nobel de este año no tenía idea de quién era Tomas Tranströmer. Lo mismo me ha ocurrido con Nicanor Parra, el flamante Premio Cervantes 2011, poeta chileno del que nunca leí una línea. Mi incultura literaria es total. Ayer, cuando pregunté por alguno de sus poemarios en la librería Antonio Machado donde suelo comprar, la dependienta, tras mostrarme varios, me participó de lo felices que estaban (imagino que se refería a todos los empleados) por la decisión del jurado, y en su tono creí percibir un deje vindicativo. Compré Poemas y antipoemas, editado por Cátedra, un muestrario de poemas que me permitiría un primer acercamiento.

Lo he leído esta noche. Primero la espléndida introducción de René de Costa que me colocó en el camino de poder entender lo que llegó después. Y esta mañana las páginas de cultura de los periódicos hicieron el resto. Me gustaron especialmente las palabras que le dedica José Miguel Oviedo en el diario ABC: "Parra es un rebelde aún ahora insumiso, un francotirador anárquico que se ríe de toda autoridad, inclusive la suya, con las armas del humor negro, el lenguaje popular y la voluntad paródica de un iconoclasta callejero. Su poesía es, en verdad, una revuelta irreverente contra lo que entendemos por tal y por eso la llamó «antipoesía», una disidencia que burlonamente desmontó y despanzurró los mecanismos verbales de la vanguardia, usándolos como un guante vuelto al revés. Su gesto representa el más brusco cambio de dirección que sufrió nuestra poesía hacia mediados del siglo pasado. Introdujo una disonancia hasta entonces no escuchada; realizó una operación de limpieza retórica cuya agresividad dejó muchos platos y huesos rotos." Él lo explica con claridad meridiana: "Busco una poesía a base de hechos y no de combinaciones o figuras literarias. En ese sentido me siento más cerca del hombre de ciencia que es el novelista que del poeta en su acepción restringida (...) estoy en contra de la forma afectada del lenguaje tradicional poético".

Escribir como se habla. Huir de los versos solemnes y herméticos. Romper con el modernismo, con las vanguardias. Su sorna y su irreverencia me hacen mucha gracia. Elijo un "antipoema" al azar. Se titula Madrigal: "Yo me haré millonario una noche/ Gracias a un truco que me permitirá fijar las imágenes/ En un espejo cóncavo. O convexo./ Me parece que el éxito será completo/ Cuando logre inventar un ataúd de doble fondo/ Que permita al cadáver asomarse a otro mundo./ Ya me he quemado bastante las pestañas/ En esta absurda carrera de caballos/ En que los jinetes son arrojados de sus cabalgaduras/ Y van a caer entre los espectadores./ Justo es, entonces, que trate de crear algo/ Que me permita vivir holgadamente/ o que por lo menos me permita morir./ Estoy seguro de que mis piernas tiemblan/ Sueño que se me caen los dientes/ Y que llego tarde a unos funerales."

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