Siempre que visito una ciudad intento hacer un recorrido por las salas de exposiciones, más que para contemplar la obra de artistas consagrados para descubrir a los locales. Muchas veces te encuentras con sorpresas agradables. Eso me ha ocurrido en Las Palmas de Gran Canaria donde, en un edificio precioso del casco antiguo de la ciudad, sede de la obra social de la Caja de Canarias, pude disfrutar de la obra de dos pintores canarios desconocidos para mi: Juan Betancor y Pedro González.
La obra que os muestro pertenece al primero. Son cuadros luminosos, vibrantes, en el que combina colores casi puros. Es fácil encontrar en ellos la influencia del cubismo, de los expresionistas, incluso reminiscencias de Van Gogh en el paisaje del sur que os muestro a la derecha, pero el resultado es hermoso. Una pintura que irradia alegría, realizada con oficio, con la que resulta muy grato convivir. Me gustan especialmente sus caseríos, este apelotonamiento de casa encaladas.
Pedro González es un referente artístico en las islas. Su pintura me sorprende, desde luego no es la que esperaría de un hombre de 85 años con una trayectoria más que reconocida. Su pintura es arriesgada, compleja en significados, imaginativa. Me resulta desconcertante, me inquieta. No sé si me gusta o me disgusta. Tiene cuadros preciosos, desde luego, pero hay algo descarnado en ellos, incluso las figuras de los amantes junto al mar transmiten tristeza.
No es una obra fácil de olvidar. Y, desde luego, aquí hay un gran pintor.
Gusten o no son un derroche de luz y oficio bien digeridos
ResponderEliminarUn abrazo