La página en blanco, en el Real

Anteayer, lunes 14, se estrenó en el Teatro Real de Madrid la ópera La página en blanco, un encargo del teatro a la compositora, soprano y directora de orquesta Pilar Jurado. Enorme espectación. Era la primera vez que se estrenaba en el palacio de la ópera madrileño una obra realizada por una mujer. Para colmo, Pilar Jurado asumía no sólo la composición, sino la elaboración del libreto y la interpretación del principal personaje femenino.


El montaje me pareció soberbio, inspirado en un tríptico de los primitivos flamencos o del propio Bosco. Un tríptico que se nos presenta cerrado y que al abrirse nos muestra una habitación en forma de cubo, a media altura del escenario, y dos superficies a los lados que sirven de pantallas donde se proyecta, durante los procesos creativos del protagonista, imágenes animadas de personajes del Bosco, esos peces y pájaros monstruosos que abundan en sus cuadros. No podía estar mejor elegido. El mundo alucinado, el genial creador surreal para ilustrar la enloquecida vorágine en la que el protagonista de la ópera se sume, huyendo de la página en blanco.


Es esta una obra ecléctica, una apuesta arriesgada, una propuesta valiente. Y a mi me gustó mucho. No es fácil, la música dodecafónica no lo es. Exige un esfuerzo, pero hay momentos de una belleza tan intensa que sobrecoge. El arranque y el final son estremecedores. Los coros y las voces de los intérpretes, soberbios. Potencia, brillantez, enorme capacidad dramática. Me costó trabajo dejarme llevar, pero cuando lo conseguí disfruté enormemente.

Os dejo este reportaje que se realizó en los ensayos.