Estando un día Europa paseando con otras jóvenes por la playa se fijó en un toro, su animal predilecto, que la observaba a cierta distancia. La bella princesa, hija de Agenor y Telefasa, reyes de Tiro, se acercó al toro y comenzó a acariciarle dulcemente la testuz. Envalentonada por la docilidad de animal, se subió a su grupa. En ese momento el toro se levantó y se lanzó hacia el mar. La joven no pudo más que agarrarse a sus cuernos para no caer y dejarse arrastrar por el animal, que se alejó de la orilla hasta alcanzar la costa cretense. Entonces sucede el prodigio y el toro se convierte en Zeus, dios de dioses, que había adoptado su morfología con el fin de raptar a Europa, de cuya belleza se había enamorado. En Gortina le hace el amor y de su unión nacerán Minos, Sarpedón y Radamantis. Como el amor es caprichoso, cuando el deseo del dios se vió satisfecho casó a Europa con Asterión, rey de Creta, y a su muerte le otorgó la divinidad.
El rapto de Europa, firmada por el maestro Tiziano, es el cuadro que encabeza este comentario. Formaba parte de la serie "poesías" junto con Perseo y Andrómeda, encargadas por Felipe II al pintor. Un maravilloso cuadro en el que podemos apreciar la violencia del rapto en las actitudes forzadas tanto de la joven Europa como del toro, en el movimiento de los ropajes. Al fondo, en la playa, se distinguen las compañeras de la diosa horrorizadas con lo que están viendo, gritando y gesticulando. Los amorcillos refuerzan la sensación de movimiento.
Y aquí tenemos la copia que realizó Rubens, tan aficionado a reproducir los lienzos más sobresalientes de los maestros. Durante los nueve meses que permaneció en Madrid en 1629, en misión diplomática, tuvo ocasión de familiarizarse con la obra de Tiziano, copiando muchas de ellas. Las diferencias en cuanto a personajes y composición son mínimas, aunque aún es mayor la voluptuosidad en el cuadro de este último; diferente, desde luego, el trazo y la luz, menos sombría, a mi juicio, en la del flamenco.
También Velázquez reprodujo parte de este cuadro en Las hilanderas, antes de que el cuadro de Tiziano abandonara la colección real en tiempos de Carlos II.
También en este cuadro se recrea un tema mitológico, la fábula de Atenea y Aracne, recogida en el libro sexto de Las metamorfosis de Ovidio. Aracne, una joven lidia, afirmó poder tejer una tela más hermosa que las realizadas por Atenea, inventora de la rueca. En el cuadro vemos, a la derecha, a la joven trabajando en su tapiz mientras a su izquierda se encuentra la diosa Atenea disfrazada de anciana, aunque la tersura de la pierna que muestra entre sus ropajes nos desvela su verdadera identidad. Al fondo vemos terminado el tapiz de Aracne, cuya temática resulta una grave ofensa a la diosa: en él se nos recuerda los engaños de los que su padre, Zeus, se servía para conseguir a mujeres y diosas. Como comprobáis, se trata de la reproducción de El rapto de Europa, de Tiziano. Frente al tapiz la diosa, ataviada con sus atributos (el casco), y Aracne. Ambas parecen formar parte del tapiz. Tres damas contemplan el momento en el que la diosa, gravemente ofendida, condenará a Aracne a tejer eternamente, convertida en araña.
El rapto de Europa despertó el interés de muchos pintores a lo largo del tiempo. Os muestro las interpretaciones que hicieron pintores tan diferentes como Luca Giordano (izquierda), François Boucher (derecha) y, en la parte inferior Rembrandt y Martin de Vos. Y la maravillosa tela de Veronés.
También en el siglo XX: estás son las versiones de Picasso y Botero.
Pero, para cerrar, prefiero esta preciosa pintura romana, hallada en Pompeya.
Magnífica entrada y soberbia selección del tema que da para mucho. Desconocía la versión de Boucher y eso que es uno de mis predilectos.
ResponderEliminarGracias por descubrírmela.
Un abrazo
Muchísimas gracias a ti por tus palabras. Un abrazo
ResponderEliminarExcelente trabajo! Me ha ayudado muchisimo!
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