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domingo, 24 de abril de 2011

"La vida entera" de David Grossman

"Ora bucea en el agua poco profunda. No muy lejos de ella se agita en medio de una nebulosa el cuerpo de rana de Abram y un dolor antiguo empieza a flotar, el recuerdo de los momentos en que ese cuerpo fofo, lleno de michelines y abandonado se encendía tensándose como una mecha ardiendo, momento en que ella le sujetaba la cara con ambas manos para obligarlo a mirarla a los ojos, para que permaneciera abierto ante ella todo lo posible y poder así profundizar en sus ojos hasta ver una mirada cuyo extremo estaba completamente abierto, sin fin, porque entonces sabía que existía un lugar en el que toda ella era amada sin condiciones, en que todo su ser era recibido con agradecimiento y alegría".

Elijo un párrafo cualquiera de La vida entera, la novela de David Grossman que acabo de terminar. Una novela excepcional, ochocientas páginas que se van en un suspiro, que no puedes dejar. Una novela que te gustaría no tuviera fin, de tal modo has interiorizado a sus protagonistas, a Ora y a Abram. Una novela extraordinaria, lo mejor que he leído en mucho tiempo. "El poder y la intensidad de esta novela sobrecogen... Es la obra maestra de David Grossman. Si Flaubert creó a Emma Bovary y Tolstòi a Anna Karenina, ahora tenemos a Ora de Grossman, una mujer de cuerpo entero, más viva que cualquier otro personaje de la ficción contemporánea. Leí las espléndidas páginas de La vida entera de un tirón, las devoré: una experiencia inolvidable", escribe Paul Auster.

La muerte de Uri, hijo del escritor, mientras este terminaba la novela añaden a esta un plus de dramatismo que te deja aún más conmocionada. En sus palabras: "Empecé a escribir esta novela en mayo de 2003, seis meses antes de que mi hijo Uri se enrolara en el ejército. Él lo sabía todo del libro... Por aquel entonces yo tenía la sensación de que, escribiendo, de alguna manera salvaba a mi hijo de la muerte. El 12 de agosto de 2006, Uri murió en una operación militar en el sur del Líbano. Al acabarse la semana de luto, retomé el texto que estaba a punto de terminar. Lo que cambió para mi fue el eco de mis propias palabras resonando en al realidad".

2 comentarios:

  1. Suficientes tus pistas para ir a darse de bruces con esas ochocientas, sol pau.

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  2. No te arrepentirás. Ya me comentarás qué te parece. Un abrazo

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