"La primera condición de la heroína es la soledad", reza el catálogo de la exposición Heroínas que se celebra en el Museo Thyssen-Bornemisza y en la Fundación Caja Madrid. Y añade: "La historia del arte occidental abunda en imágenes de mujeres seductoras, sumisas, sometidas. Heroínas es una antología de mujeres fuertes: activas, independientes, creadoras, triunfantes."
De manera que comenzaré por Solas, la primera de las secciones en las que se ordena la exposición, la que da sentido a todas las demás. Como siempre que trato de compartir con vosotros mis impresiones respecto a una muestra de esta categoría, no me resulta fácil hacer una selección de la obra expuesta. Abro con Soledad, firmado por Lord Frederick Leighton en 1890 y, sobre estas líneas, Ifigenia, de Anselm Feuerbach, realizado en 1871, y un cuadro que adoro cuya reproducción ocupa un lugar importante en mi casa, Habitación de hotel, obra de Edward Hopper, 1931. Tres mujeres solas. La primera, ensimismada, recogida, lejos del mundo; la segunda, Ifigenia, sacerdotisa de la diosa Diana, hermana de Orestes, deja su mirada vagar por el mar, escapándose así a su destino de ofrenda; y la tercera, una mujer común sola en la ciudad, en una pequeña habitación de hotel, aún cautiva de la carta que acaba de leer. Este cuadro me inspiró unas líneas que hace tiempo os ofrecí.
Estos dos cuadros pertenecen a la serie Cariátides. A la derecha, La estrella del pastor (1887), una de las espléndidas campesinas surgidas de la paleta de Jules Breton que recorta su majestuosa figura contra el crepúsculo. Un homenaje a la tierra y al papel de la mujer como sustentadora de vida. Y a la izquierda, La aguadora, pintada por Goya en 1810. No deja de asombrarme la modernidad de los lienzos del pintor aragonés. Fijáos en la frescura de su cara, en los brochazos con los que dibuja su blusa.
De la serie Ménades, Ménades exhaustas después de la danza, óleo realizado en 1874 por Sir Lawrence Alma-Taderma; La muerte de Orfeo, de Émile Lévy (1866); y Bacante, firmada por Mary Cassatt en 1872. Las bacantes como sueño erótico es un tema recurrente en la pintura. El cuadro inacabado de Alma-Taderma, de inspiración clásica, muestra a tres ménades sobre una piel de pantera, el erotismo de la mujer en actitud de abandono. También se ajusta al modelo clásico La muerte de Orfeo; la imagen del poeta tendido en tierra, abrazado a su lira, atacado por las ménades, también él en total laxitud. Y a la derecha, una bacante a través de los ojos de una mujer. Ya no es un símbolo sexual, sino una joven de aspecto frágil, vestida de zíngara. Hay algo dulce y melancólico en su mirada que me conmueve.
También pertenece a esta serie Ever is Over All, el montaje de Pipilotti Rist que os muestro sobre estas líneas, un monumento a la celebración y al delirio, una joven destruyendo, plena de alegría e inocencia, uno de los símbolos actuales del poder masculino.
Me encanta la contraposición de estas dos obras, de la serie Atletas. A la izquierda, Lysa Lion, de Robert Mapplethorp, fotografía realizada en 1982, idéntica y tan distinta a Las bellas arqueras, firmada por William Powell Frith en 1872. En la primera el artista muestra desnudo el cuerpo nervudo de la deportista, manifiesta su poderío físico sin recato; en la segunda Powell Frith, victoriano al fin, utiliza a sus hijas como modelos en esta escena llena de encanto femenino, en la que las deportistas visten ropa inapropiada para ejercer el tiro. Deportistas, pero sin salirse de lo socialmente correcto.
He elegido estos don magníficos cuadros para ilustrar la serie Acorazadas, hijas de aquellas amazonas de la antigüedad, las mujeres sin pecho (a-mazon), de donde proviene la iconografía de Juana de Arco. Vírgenes guerreras, la fragilidad de la mujer cubierta de la dura coraza masculina. A la izquierda, Palas Atenea, pintada entre 1655 y 1659 por Rembrandt: un caso de travestismo si se trata de la diosa vestida de varón, aunque a este cuadro también se le conocieron otros títulos, como Marte, Retrato de Tito, Joven guerrero y Retrato de Alejandro con la armadura de Palas. Mayor travestismo aún, ya que la modelo fue una mujer.
El cuadro de la derecha corresponde a Juana de Arco, de Dante Gabriel Rossetti, fechado en 1882. Me encantan todos los cuadros de Rossetti en los que aparece la que fue su modelo Elizabeth Siddal, de la que ya os hablé en otra ocasión. En la parte inferior del blog, a la derecha, la encontrareis como Beata Beatrix, como Lilith y como Venus verticordia. Y también Millais la utilizó para su Ofelia.
El Museo Thyssen cierra la exposición con la serie Amazonas. La segunda parte cuelga en las salas de la Fundación Caja Madrid y será objeto de otro comentario más adelante. He elegido este precioso cuadro de Degas, Jóvenes espartanas desafiando a sus compañeros, realizado en 1860, un grupo de jóvenes agresivas provocando a sus compañeros masculinos. Me gusta mucho la contraposición entre la escena del primer plano y la placidez y bucolismo de la que se desarrolla en el fondo del lienzo. A la derecha, la fotografía El último motín, del colectivo ruso AES+F, representando a bandas juveniles combatiendo sin diferencias de género.
Y para terminar, dos maravillas. Dos aguafuertes de Goya pertenecientes a su serie Los desastres de la guerra: Y son fieras, a la izquierda, y ¡Qué valor!, a la derecha.
Un 4 de Abril de hace un año, escribiste la primera entrada de este fantástico blog... ya van 665 nada menos hasta la fecha. Enhorabuena por este año tan fructífero. Una heroína de las de verdad.
ResponderEliminarMuchas gracias Jan. Sí, parece mentira, un año ya. Y 665 entradas. Durante este tiempo he disfrutado mucho escribiendo, mi esperanza es que sientan lo mismo quien me lee. Un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarME GUSTARÍA CÓMO CONSEGUIR EL POSTER O UNA REPRODUCCIÓN DEL CUADRO "MENADES EXHAUSTAS DESPUES DE LA DANZA Y saber las medidas exactas del cuadro original
ResponderEliminarSiento no poder ayudarte. Quizá lo mejor sería ponerte en contacto con el Museo. Gracias por visitar mi blog, y un abrazo
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