Este es el último gran proyecto de Frank Gehry, un museo que alojará la colección de arte del magnate de la moda Bernard Arnault, presidente del imperio LVMH. Será la sede de la Fundación Vuitton para la Creación y se ubicará en el bosque de Boulogne de París, si las asociaciones de vecinos de la zona no logran evitarlo. Aún contando con todas las bendiciones municipales, los vecinos consiguieron paralizar la obra y el magnate francés ha tenido que movilizar a todos sus contactos políticos con la finalidad de que el Parlamento apruebe una nueva normativa que permita su construcción.
El arquitecto se ha manifestado "consternado, indignado y furioso" en declaraciones al diario británico The Telegraph. "Quieren poner París en formol. Es bastante patético", asegura. Los vecinos sostienen que el edificio rebasa las alturas permitidas en la zona y no deja de ser una masa de cemento y cristal en medio de un espacio tan protegido y emblemático como el bosque de Boulogne. Desde luego, según el proyecto se alzará 20 metros por encima de los árboles: 12.000 metros cuadrados y 46 metros de altura. Los vecinos aseguran que en París sobran museos y faltan árboles. Quizá tengan razón, y se podría encontrar para el museo un enclave que no sacrificara zonas verdes. Pero sería una pena que, por una u otra causa, no se llevara a cabo el proyecto, hurtando así a los ciudadanos la posibilidad de disfrutar de una colección de obras de arte que se anuncia suculenta y de un edificio que, a buen seguro, será una joya. Recuerda al Guggenheim de Bilbao, pero lo que aquí es solidez allí será ligereza. Gehry dice haberse inspirado en las nubes. Esa impresión da, desde luego. Una belleza.
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