El amor
Estoy amándote como el frío
corta los labios.
Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.
Inundándote de dagas
de saliva esperma lumbre.
Estoy rodeando de agujas
tu boca más vulnerable.
Marcando en tus costados
el itinerario de la espuma.
Así es el amor: mortal y navegable.
No es la primera vez que traigo a Eugenio de Andrade a "mi casa". En una entrada anterior os hablé de los vínculos que me unen a él y a su poesía. Una obra luminosa, aún poco conocida en España.
Asistí a la presentación que hicísteis desde Alvízoras en Oviedo en 1988 de su poemario "Contra la escuridá". Fue una verdadera delicia escucharle decir sus hermosos poemas en portugés. Por cierto, en aquel acto te vi por segunda vez; vestías un traje de chaqueta de color burdeos.
ResponderEliminarQué memoria elefantiásica .... Pero recuerdo la presentación. Luego organicé una merienda/cena en casa a la que asistieron un buen número de amigos. Recuerdo que cuando le pregunté a Eugenio qué le apetecía tomar me contestó: "Unos mariscos". Me quedé estupefacta-. Se tuvo que conformar con embutidos, quesos asturianos y tortillas de patatas.
ResponderEliminarMe imagino la situación: ¡qué "corte"! porque una cosa es ser un excelente poeta, como es, y otra ser un "agüaron". Seguro que ese menú tan riquísimo le habrá encantado.
ResponderEliminar