Confieso que me sé de memoria todas las canciones del Duo Dinámico, por no hablar de las de Los Brincos, Fórmula V, y todas las antiguas de Julio Iglesias y Raphael. Esta tarde, cogida de la mano de mi padre, mi madre y yo cantamos, en un rapto de entusiasmo, al unísono con Ramón Arcusa y Manolo de la Calva, protagonistas de un programa-homenaje emitido por TV, todas y cada una de las canciones que iban interpretando. Pura infancia. ¿Por qué nos avergüenza admitir que esta es la música que nos acompañaba entonces, a la que están ligados la mayor parte de nuestros recuerdos? Me vuelvo a ver sentada en la alfombra del salón de mi casa, muy cerca del televisión, una Navidad, mis hermanas alrededor, arrobada escuchando a Raphael cantando El tamborilero. Gwendoline fue la primera canción de amor que me dedicó un chico y Hoy tomo la guitarra, de Nicola di Bari, el tema musical de mi primer amor. Recuerdo los interminables viajes entre Madrid y Asturias con mis padres, los seis cantando esa lista de canciones favoritas que hemos seguido interpretando a lo largo de la vida (una familia Trapp a la española) siempre que nos reuníamos, mi padre agarrado a su guitarra, ante un piano o cualquier otro instrumento que se le pusiera a tiro. En la radio de mis abuelos, una tarde de verano, escuché Llegó la primavera a la ciudad, de Formula V, y puedo revivir la alegría que aquella canción me proporcionó. Tendría 7 u 8 años. Aún recuerdo la letra.
En el mundo en el que ahora vive mi padre ya queda muy poco rastro de quién fue, pero conserva la música. Hace unos meses escuchamos juntos un disco de tangos de Carlos Gardel. Él escuchaba y asentía, sonriendo, mientras yo cantaba. Aprendí las letras siendo muy niña. Aún las recuerdo. En un momento determinado se levantó y me sacó a bailar. Él, que fue un consumado bailarín, conserva aún el porte y el gesto. Cuando terminó la canción me besó la mano.
Se vistió de fiesta.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Blanco. Otro para ti.
ResponderEliminar¡Qué hermosas palabras a tu padre, muy hermosas!
ResponderEliminarGracias José. Un beso
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