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domingo, 6 de noviembre de 2011

Magnífica "Melancholia", de Lars Von Trier


Maestro Lars von Trier, por tercera vez me ha hecho tocar el cielo con las manos. La primera con Bailando en la oscuridad, luego con Rompiendo las olas y ahora con esta Melancolía que me ha mantenido hipnotizada, maravillada, conmovida, en ocasiones extasiada durante toda la película que acabo de ver y estoy deseando contemplar de nuevo. Von Trier es un mago, un creador de belleza antes de cualquier otra consideración. Cada plano es de una hermosura deslumbrante. Extraordinario director de actores, excelente contador de historias brutales y poéticas, conmovedoras y lúcidas. Dispara al cerebro y al corazón, permitidme la licencia. Nos cuenta cosas sobre quienes somos y nos obliga a mirarnos en un espejo y reflexionar. Recoge la belleza que nos rodea: la naturaleza, el arte, la música, y nos la ofrece en una bandeja de plata, con delicadeza, sin alardes grandilocuentes. Logra crear seres de carne y hueso, fuertes y frágiles, egoístas y de una generosidad heroica, por los que siempre siento piedad, en los que me reconozco.












El arranque de la película es excepcional. Desde el primer plano, te quedas extasiada. Toda la película se resume en las imágenes que se suceden mientras el cine se inunda con el maravilloso Preludio de la ópera de Wagner Tristan e Isolda. El responsable de la fotografía es Manuel Alberto Claro, un chileno afincado en Copenhague que hace versos con la cámara. Creo que esas primeras secuencias, ralentizadas casi hasta el inmovilismo, no las olvidaré nunca. El trabajo de Kirsten Dunst, merecedor de la Palma de Oro en el último Festival de Cannes (el mismo que declaró a Von Trier persona non grata por sus boutades sobre Hitler), soberbio, y espléndido también el de unos secundarios de lujo, como Charlotte Rampling, Charlotte Gainsbourg y Kiefer Sutherland.











No pude evitar recordar El árbol de la vida, de Terrence Malick, en las secuencias sobre la galaxia y el planeta que se acerca a la tierra, incluso en lo filosófico que plantean ambas películas. Y frente al misticismo y la grandilocuencia de Malick, cómo he agradecido la magnífica y bellísima sencillez de Von Trier.














También he disfrutado de sus referencias a algunos grandes de la pintura. He visto a Magritte en muchos de sus planos y en algunas alusiones; la imagen de Cazadores en la nieve, de Bruehguel el Viejo; y a la Ophelia de Millais.

No olvidaré esta película. Me acompañará. Os ofrezco los primeros minutos.

1 comentario:

  1. Fascinante película y como tú dices: "Nos cuenta cosas sobre quienes somos y nos obliga a mirarnos en un espejo y reflexionar". La gente debería ver este tipo de cine y pensar acerca de si mismos.

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