Rescatadas en Berlín piezas del "Arte degenerado"

A principios de este año unos obreros trabajaban en la construcción de una nueva estación del metro de Berlín, cerca del Ayuntamiento, cuando de la pala de la excavadora cayó rodando un busto de mujer realizado en bronce, sucio y oxidado. Se trataba de una obra del escultor modernista alemán Edwin Scharff. Pero cual no sería su sorpresa cuando a este hallazgo se sucedieron más; los alrededores del Ayuntamiento eran un auténtico cementerio de piezas escultóricas de los años treinta, de gran belleza y enorme importancia artística.

Se desenterraron Chica de pie, de Otto Baum; Bailarina, de Marg Moll y los restos de una cabeza de Otto Freundlich, realizado en 1925. Así, a lo largo del año, fueron surgiendo de la tierra hasta 11 esculturas.




















Cómo han llegado hasta aquí, es un misterio. Pero lo que sí es seguro es que pertenecen al llamado por los nazis Entartete Kunst (arte degenerado), término acuñado por el Ministro de Propaganda del Fürer, Goebbels, y en el que estaban incluidos la mayor parte de los movimientos artísticos de la época. En mayo de 1933 tiene lugar la primera manifestación de rechazo, los primeros "autos de fe"nazis contra la cultura, con la quema de libros en la Opernplatz de Berlín, la conocida como Bücherverbrennung. Inmediatamente se clausura el movimiento de la Bauhaus, al que consideraban un nido de bolcheviques, y son destituidos de sus puestos los profesores y conservadores sospechosos de simpatizar con los movimientos "modernos".

En 1934, en Nurenberg, Hitler organiza una serie de exposiciones paródicas con obras de arte moderno, destinadas a ridiculizarlo. En Stuttgart, tiene lugar una de las más importantes, que recibió el título de “Kunst in Dienste der Zersetzung” (“Arte al servicio de la desmoralización”). La paralela persecución a artistas e intelectuales sospechosos de estar vinculados con el “arte degenerado” o con el bolchevismo ocasiona la migración de artistas y escritores al extranjero.











Estas fotografías nos muestran con que desprecio a las obras se montó la exposición. En la primera distinguimos obras de Kandinsky, Feininger, Nolde, la Bailarina de Marg Moll y la Chica de pie de Otto Baum. La fotografía de la izquierda muestra obras del movimiento Dada, y en la que se encuentra sobre estas líneas vemos piezas de Marg Moll, Otto Baum, Eugen Hoffmann y Rudolf Belling.

Durante unos años, el Ministerio de Propaganda se dedicó a montar la exposición en muchas de las ciudades más importantes de Alemania, y el proceso tuvo su punto culminante en la muestra organizada en 1937 en Munich. Expoliando a la mayor parte de los centros expositivos alemanes, se congregaron un total de 650 piezas, entre pintura, escultura y libros. Estas obras nunca se devolvieron a su origen. Entre los pintores se encuentran Monet, Manet, Renoir, Pissarro, Gauguin, Van Gogh, Cezanne, Picasso, Mondigliani, de Chirico, Chagall, Braque, Grosz, los componentes del grupo “Die Brücke” (“Kirchner”), Matisse, Klee y Kandinsky, entre otros.

Hoy reaparecen unas obras que se habían dado por perdidas, muestras del espléndido "arte degenerado", imprescindible en la historia del arte del siglo XX.