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miércoles, 4 de enero de 2012

"En una hora", por Manuel Vicent


"Todo lo bueno y lo malo, lo ruin o maravilloso, que acontece en el mundo, sucede en solo una hora, en un kilómetro a la redonda, en cualquier ciudad. No es necesario viajar a un suburbio de Bombay para descubrir la miseria. En la esquina más elegante de tu barrio hay un hombre arrodillado con los brazos en cruz al que han desahuciado, según se puede leer en un cartón junto a una lata en el suelo. Este hombre contiene toda la pobreza de la humanidad. A su lado, contra el tronco de una acacia, se besa ciegamente una pareja de adolescentes, cuya pasión llena de amor, sexo y placer a todo el universo. Entre el mendigo y la pareja de enamorados un caballero honorable es conducido con una correa por su propio perro, un caniche caprichoso que no sabe si mear en el tronco del árbol donde los adolescentes se destrozan la lengua o hacerlo sobre las cuatro monedas que contiene el plato del pordiosero. Por supuesto, el caballero hará lo que el perro le mande. Por encima de los tejados se oye por un megáfono gangoso la plática que dirige un cardenal a una gran multitud de fieles concentrados en una plaza. Este alto presbítero, que está sometido al celibato, habla con suma autoridad de la familia cristiana. Su mandato conminatorio llega hasta la terraza de un bar donde está sentada una madre junto a un carrito con dos bebés, que tal vez ha concebido in vitro por reproducción asistida o por medio de un banco de semen. María de Nazaret fue fecundada por obra y gracia de una paloma, dio a luz sin dejar de ser virgen y su esposo José fue advertido a tiempo por un ángel para que se tragara semejante misterio sin que los celos le llevaran a cometer una locura. El cardenal pone de ejemplo a esta Sagrada Familia para que la imiten los cristianos. El pordiosero que pide limosna con los brazos en cruz en la puerta de una iglesia dormirá esa noche bajo un cajero rebosante de dinero en la entrada de un banco; la adolescente que besa a su amigo al pie de una acacia verá crecer con angustia su barriga pasado mañana; la madre de los bebés mellizos oye de lejos la voz del cardenal y sonríe a sus crías con inefable ternura. El caniche del caballero ha decidido, por fin, mear en el plato del pordiosero sin más problemas. La gente en la terraza del bar se desea feliz año nuevo."

Artículo publicado por el diario El País el 31 de diciembre de 2011

3 comentarios:

  1. ¡Qué bárbaro! ¡¿Pero cómo se puede escribir tan bien?!

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  2. La gente en la terraza del bar se desea feliz año nuevo... Un año nuevo con la misma mierda que el otro y que el otro y más aún si cabe con montones de mierda acumulada. Pronto nos van a cobrar por salir a la calle o por respirar. Un respirómetro en manos de las policias municipales nos indicarán la tasa a pagar por el aire respirado en función de la calidad del mercado.
    Los caniches seguirán arrastrando a sus dueños a su capricho para mear donde se les antoje, eso sí, excepto en las sucursales de los bancos y las iglesias.
    Los neo-esclavos seguirán deseando feliz año nuevo por doquier y cualquier día soleado saldrán en manada a votar como si de una liturgia de misa de domingo se tratara.
    Feliz año nuevo!

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  3. Lo conocí por su deslumbrante "Son de mar", y luego lo leí en algunos artículos que publicó el diario La Nación. Siempre lúcido e incisivo. Pero creo que me quedo con su "Verás el cielo abierto", que me reveló a un Vicent más en armonía con la vida. Te recomiendo ese libro.
    Vamos a por el 2012 pues.

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