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lunes, 25 de abril de 2011

Africa, objetos y sujetos: las figuras


Durante mucho tiempo los objetos elaborados en el continente africano, fueran máscaras, figuras, utensilios domésticos o símbolos de fertilidad o poder, pertenecieron al ámbito de la etnología y la arqueología. Hasta el siglo XX no despertaron interés artístico en el mundo occidental. "Durante el siglo XX, se produce un cambio radical en la apreciación del arte africano de la mano de los artistas de vanguardia establecidos en París como Andre Derain, Pablo Picasso, Maurice de Vlaminck y Tristan Tzara. Deseosos de liberar al arte del clasicismo heredado del renacimiento que imponían las Academias, los artistas sucumbieron ante la inaudita inventiva formal y la expresividad de las obras negras, que algunos, como Derain, descubrieron en las vitrinas del Museo del Trocadero", afirma la historiadora de arte africano Elena Martínez-Jaquet. El escultor lituano Jacques Lipchitz reconoce, con estas palabras, la influencia que dichas manifestaciones artísticas ejercieron sobre algunos miembros de su generación: "El arte de los negros nos fue de gran ejemplo. Su verdadera comprensión de la proporción, su sentimiento del dibujo, su agudo sentido de la realidad nos hicieron entrever, incluso atrevernos a hacer muchas cosas." Entonces nació el arte negro para occidente.





Ya os he comentado en varias ocasiones la magnífica exposición Africa, objetos y sujetos que podéis ver hasta el mes de mayo en la sala de arte del centro Fernán Gómez, en Madrid. Entre la multitud de objetos que allí se muestran, hoy quería detenerme en las figuras que han pasado de ser objeto de estudio etnográfico a convertirse en objetivo de los coleccionistas amantes del arte. He seleccionado unas cuantas para mostrároslas, pero os aseguro que las que permanecen en el tintero comparten idéntica belleza y originalidad.





La figura articulada de la izquierda, realizada en madera y metal, pertenece al pueblo zaramo, en Tanzania. Es una pieza realmente original, solo se tiene conocimiento de otras dos de las mismas características, probablemente provenientes del mismo taller artesano. Los expertos creen que la articulación de manos y pies indican su capacidad de ser manipulada por un experto en rituales, que actuaría como ventrílocuo, moviéndola y cantando en las ceremonias de enterramiento de un anciano ilustre. A la derecha, una figura hermosísima, una estatua de protección proveniente de Madagascar. Mirad la expresividad de su rostro, su elegancia. Está realizada en madera y metal, con cuentas de vidrio en los ojos y en el cuello. Ella atraía a los espíritus benéficos y ahuyentaba el mal. Esa esbeltez, no os recuerda a Giacometti?.


Otra figura extraordinaria, la que veis a la izquierda. Es una estatuilla de los kuba originaria de la República Democrática del Congo, y parece se utilizada en los ritos iniciáticos masculinos. Representa a una joven cuyo abdomen ha sido adornado con escarificaciones, lo que simboliza su potencial fecundador. Esta figura auna una simpleza y una sofisticación que me fascinan.

A la derecha, otra figura femenina perteneciente a los lwimbi, en Angola. Fijáos en el esquematismo y expresividad de esta pieza. Se muestra con las piernas flexionadas y los brazos en jarra apoyados en las caderas, tronco estilizado y largo cuello, adecuado para adornarse con varias vueltas de collares de cuentas de vidrio. Según los expertos es una pieza antigua, como atestigua la patina de uso sobre la madera en la que está tallada.



La figura de la izquierda pertenece a los bangwa, una de las tribus de Camerún. Representa a un personaje masculino de constitución atlética con un recipiente entre las piernas, según los expertos destinado a guardar la nuez de kola, fruto consumido por la tribu para aumentar el apetito y utilizado en medicina y ceremonias rituales. La estatuilla con gabán de conchas proviene de los yoruba, en Nigeria y representa a un gemelo cuando muere. Para los yoruba los gemelos comparten el mismo "alma" y, cuando uno muere, pone en peligro el equilibrio del otro. Para defender al vivo se elabora esta estatuilla, a la que la madre trata como si fuera el gemelo muerto, dispensándole los mismos cuidados y brindándole ofrendas y sacrificios con la finalidad de proteger a la familia.
















Aquí tenemos a una pareja de ibeji, gemelos, un hombre y una mujer, elaborados por los yoruba, como la figura anterior. Una belleza, estas dos estatuillas, al margen de su valor etnológico. Parece ser que el pueblo yoruba pasó de matar a los gemelos, considerándolos un castigo divino, a valorarlos como una bendición, de ahí que les adjudicaran un poder benéfico y protector de la familia. A la derecha, una figura guardián de relicario, representación femenina con los brazos cruzados bajo el pecho en cuya cara se reproducen los tatuajes y escarificaciones propios de los fang, una tribu de Guinea Ecuatorial, que así se identificaban como pertenecientes al mismo clan. Los tatuajes se realizaban a los niños de ambos sexos de entre cinco y diez años, alcanzando mayor profusión en la adolescencia. Este objeto se introducía en el recipiente que contenía pequeños restos del difunto.

Pero quizá la figura que más me ha enamorado sea la que preside este comentario, una phemba o Maternidad angoleña. Su función consistía en traer la paz y garantizar una descendencia numerosa. Fijaros en su rostro, en la figura del niño que sostiene en sus brazos. Se mantiene erguida, en actitud hierática, como una diosa. Me la llevaría a casa.

2 comentarios:

  1. ¡Una razón más para salir de mi isla!
    Gracias por las explicaciones.

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  2. Muchas gracias a ti por el comentario. Un abrazo

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