!!! Bienvenido ¡¡¡

Gracias por entrar. Antes de irte, echa un vistazo y comparte con nosotros. Nos interesa conocer todo lo que quieras compartir. ¿Has hecho algún descubrimiento deslumbrante? ¿Una película, un poema, un cuadro, un disco? ¿Una ciudad, un paisaje? Ábrenos una ventana y nos asomaremos.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Más sobre Adán y Eva


















En septiembre de 1628 Pedro Pablo Rubens llega a Madrid en su calidad de diplomático, con el encargo de informar al rey sobre el estado de las negociaciones de un tratado de paz con Inglaterra. Se instala en el Alcázar de Madrid, donde toma contacto con Velázquez y con la pintura de las colecciones reales. Y copia, entre otros, a Tiziano. Además de retratos y mitologías, como se puede comprobar en los cuadros que os muestro, copia su Adán y Eva pero, a diferencia de otros casos, introduciendo cambios significativos respecto al original. Tenemos a Rubens a la izquierda y a Tiziano a la derecha. Como podemos observar, el cuerpo de Adán es más musculoso en el primero, y su posición diferente, menos agresiva, menos forzada en su rechazo a la tentación. Otra novedad es la inclusión del loro, a la izquierda de Adán, simbolizando el bien frente al zorro, a los pies de Eva, que simboliza el mal y la lujuria. Cuando finalizó su estancia en Madrid, un año después, Rubens se llevó el cuadro consigo a Amberes, siendo adquirido posteriormente a los herederos del pintor por Felipe IV.

















Pero tampoco el Tiziano, pintado en 1550, propiedad de Antonio Pérez, secretario de Felipe II, surgió de la nada. Resulta evidente la influencia que ejerció en su pintura los Adán y Eva de Rafael Sanzio y Alberto Durero, fundamentalmente el primero. Sin embargo vemos diferencias notables, entre otras el diálogo que se establece entre las figuras. En el fresco del de Urbina descubrimos un gesto casi implorante en Adán, con esa mano abierta y el cuerpo inclinado hacia Eva que se muestra oferente, que no incitadora. Los lienzos de Durero los hemos comentado en un post anterior.





















Entre 1513 y 1515 Lucas Carnach llamado el Viejo, para distinguirlo de su hijo, también excepcional pintor del mismo nombre, apodado el Joven, pintó el Adán y Eva que vemos a la izquierda de estas líneas. El león y el ciervo, lo salvaje y lo puro, de nuevo simbolizando lo femenino y lo masculino. Y el gesto de Eva, dulcemente incitadora, ofreciendo a Adán el fruto prohibido. Y a la derecha, el mismo tema de la mano de Jan Gossaert (1478- 1532).















Cacciata dei progenitori dall'Eden
(La expulsión de Adán y Eva del Paraíso terrenal) pintada por Masaccio. Me entusiasma este fresco realizado sobre la pared de la Capilla Brancacci, en la iglesia Santa María del Carmine, en Florencia. Me fascina la modernidad de esta obra, realizada en el primer Renacimiento italiano. En primer lugar, por lo valiente de su tratamiento. Como vemos, retrata el mismo pasaje bíblico que los cuadros anteriores, el que se relata en el Génesis, pero con algunas diferencias. Para empezar, las figuras están desnudas cuando, según la Biblia, es antes de ser expulsados cuando Adán y Eva descubren que están desnudos, sienten vergüenza de sus cuerpos y los cubren con hojas de parra. Otra diferencia respecto a las palabras bíblicas es que no son varios los querubines que les expulsan del Paraíso, sino uno, el que blande la espada sobre sus cabezas, a las puertas del Jardín del Edén. Pero es la expresión, el gesto de sus rostros lo que se me antoja revolucionario para su época. Ese desgarro en el grito de Eva, puramente expresionista, me hace pensar en El grito de Munch. Y la desolación de Adán. Un realismo emocional sin precedentes. Tres siglos después de la realización de las pinturas, en 1670, Cosme III de Médicis llegó al poder como Gran Duque de Toscana. Considerando la desnudez como algo desagradable, ordenó que se pintaran hojas de higuera para tapar las zonas más comprometidas de las figuras. En 1990 una restauración devolvió a la obra su originalidad.

Sobre estas líneas, Miguel Ángel, la expulsión del Paraíso representada en los frescos de la Capilla Sixtina. La obra de Masaccio influyó sobremanera en el gran Miguel Ángel a través de su maestro, Ghirlandaio.

La tentación, el pecado. La conquista del libre albedrío. El surgimiento de la muerte, por la que el Olimpo nos envidia.

Ver más

4 comentarios:

  1. Apasionante y riquísimo apunte, sol pau, que es pese a su dimensión un ensayo en sí ya valioso. Cuánto saber aplicado y relacionado, y de esta forma puesto en perspectiva y enriquecido.
    Es impresionante en el cuadro de Masaccio ese gesto mezcla de pudor y de horror ante el castigo, y precisamente en Adán. ¿Sabes? la semana pasada en Madrid alguien saltó a las vías del tren cuando éste llegaba para salvar de forma heroica a una persona que había caido entre los raíles. La escena fue dramática porque arriesgó su vida, pues el tren que entraba estuvo a punto de arrollar a los dos. Bueno, pues en el video puede verse cómo una mujer que presenciaba todo, ante la inminencia del atropello, se dió la vuelta y veló su rostro de la misma manera que aquí vemos en el fresco de Masaccio. ¿Vida imita arte?
    Así que gracias, y saludos

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por tus palabras. Es un lujo contar con lectores como tú.

    ResponderEliminar
  3. No entiendo por que las pinturas ,Adán Y Eva tienen ombligos?

    ResponderEliminar