El edificio que alberga el Círculo desde 1880 es una construcción singular, cuyo eclecticismo le otorga una innegable personalidad. En alguna ocasión he traído a Mi casa las hermosas vistas de la ciudad que se contemplan desde la azotea, un lugar encantador para visitar cuando el tiempo acompaña. Con motivo de mi visita a la exposición dedicada al fotógrafo Catalá-Roca, de la que os hablé hace unos días, recorro el edificio procurando sortear a los vigilantes, pues se supone que solo los socios pueden acceder a algunas de las salas.
Como veis, el interior tiene un enorme encanto. Las sinuosas curvas de la escalera, los efectos que surgen de espejos y vidrieras. Encabezo el comentario con una vista de la Calle de Alcalá desde el bar de la última planta. Un lugar delicioso.
Nunca me he decidido a entrar, y como encima cobran por subir a la azotea, pues eso. Lo tengo pendiente. Gracias por mostrarnoslo. Un beso.
ResponderEliminarMerece la pena, David. Es verdad que cobran, pero hay que echar una mano para que este tipo de centros sobreviva. Ya está procurando el Ayuntamiento ponérselo difícil. Un beso grande
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