"Mi tierra natal siempre me pareció parte de mi ser. Vivir lejos de ella me ha dado una perspectiva que no creo que hubiera tenido si me hubiera quedado allí. No es nostalgia; eso no me interesa. Es verdad que te puedes regodear en la nostalgia, sumergirte en la nostalgia y chapotear. Por ahí no se va a ninguna parte. (...) Lo interesante es ver cómo el tiempo, los elementos y la gente, cómo todas esas cosas cambian."
Entiendo perfectamente la intención de Christenberry porque yo siento esa misma pulsión por documentar los escenarios en los que se desarrolla mi vida, más que a las personas con las que la comparto (a excepción de la gente a la que quiero, pero ahí las motivaciones son otras). No me interesa conservar la imagen del camarero que me sirve a diario el café, y sí preservar el rincón donde suelo tomarlo. Siento que de algún modo formo parte de ese lugar, que algo de mí permanecerá aún cuando yo ya no esté.
Las casas atesoran las vidas de quienes las habitaron, y envejecen con ellos: su piel se resquebraja, se agrieta, la materia se pudre. Y Christenberry está allí para dejar constancia. En algunas ocasiones el seguimiento se prolonga durante años, como en la serie que veis a la derecha, House and car, near Akron, Alabama, desde 1978 hasta el 2005. "Veo esas estructuras, esas viviendas, esas casas, como si fueran maravillosas esculturas. Suelen tener formas muy básicas, nada elaboradas. De nuevo, el paso del tiempo y el clima hacen esas formas más interesantes que si estuvieran inmaculadas, que cuando son nuevas (...) Esa sensación de soledad y de espacio, ese gran espacio. La mayoría de las estructuras que fotografío están solas en el paisaje pero aunque, como ocurre a menudo, estén agrupadas con otras o haya otros edificios cerca, yo tiendo a verlas como si estuvieran solas. No es algo que haga a propósito, Sencillamente, es así como las veo."
La zona de la marjal, la llamada Plana de Castelló, al ser zona de pequeñas propiedades agricolas, durante años y antes de que las constructoras lo echaran todo a perder, se llenaron de segundas viviendas de gente humilde hechas con lo que se tenia a mano. Luego las "forraban" de saldos de azulejeria (aqui es la industria dominante), creando autenticas obras maestras de kich. Con el tiempo tambien esta corriente arquitectonica con personalidad propia se ha ido diluyendo sin dejar rastro. No hubo un Christenberry atento. Un beso.
ResponderEliminarLástima que no estuvieras tú allí para salvarlas. Con tu mirada amorosa. Un abrazo fuerte, David
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