Lo que siento, Lejana,
nadie y nada en el mundo
logrará persuadirme
de que es bastardo,
de que no ilumina.
Y sin embargo no puedo decirlo.
Yo el desmedido, el insensato,
el furioso, el altivo,
el enemigo del silencio,
el esclavo del sol,
como una sombra he de callar.
¡Yo clandestino, maldición!
Mientras mi carne estupefacta
interroga a estos tiempos erróneos
pienso en el fuego, la yel, el azufre.
Hace unas fechas se conmemoraba el centenario del nacimiento de Benjamin Britten. Ayer, asistía a una charla en la que se incluían unas grabaciones de su War Requiem y unas filmaciones de su estreno en 1962, durante la consagración de la nueva catedral de Coventry, arrasada por los nazis en la Guerra Mundial. Es una música grandiosa, singular, que completa con dignidad el ciclode los Requiems señeros de la historia de la música: Mozart, Verdi, Dvorak..., Britten.
ResponderEliminarMientras leo a Félix Grande pienso que no serían mala música de fondo las notas del War Requiem.
Quizá exagero, pero poco se puede hacer contra las ideas asociadas que nos brotan libérrimamente.
Salud y puños de hierro.
No conozco el War Requiem de Britten o, al menos, no lo recuerdo. Mi memoria siempre fue un desastre, y con los años no quiero ni contarte. En cuanto tenga un rato tranquilo lo escucharé, y ya te diré si enlazo con el poema de Félix Grande. Besos, Federico
EliminarMe encanta este hombre. En especial su poesía amorosa. Revela a un tipo apasionado, intenso.
ResponderEliminarEs un poeta inmenso, pero también un novelista extraordinario. Imagino que habrás leído La balada del abuelo Palancas, una de las novelas más poderosas que he leído en los últimos años. Un abrazo fuerte
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