En agosto de 2012, la Obra Social de La Caixa de Barcelona organizó en Madrid una magnífica exposición dedicada a Piranesi, a la que en su momento dediqué alguna entrada. He vuelto a recordarla al encontrarme en la Fundación Juan March con una de sus obras, Ruinas de una galería de estatuas en Villa Adriano, aunque en aquella ocasión las protagonistas eran sus Carceri.
"Cuando me percaté de que en Roma, la mayor parte de los
monumentos antiguos yacían abandonados en campos y jardines, o bien servían de
cantera para construir nuevos edificios, resolví preservar su recuerdo en mis
grabados. Por lo tanto, traté de poner en ellos la mayor exactitud posible." No deja de resultar curioso que el afán del artista fuera documentar y preservar lo que quedaba del esplendor romano, y lo que realmente representan sus obras son espacios mágicos, en muchas ocasiones composiciones surrealistas, que te transportan más a mundos imaginarios que a escenarios reales.
Me fascina el romanticismo y la melancolía que transmiten estas construcciones semiderruídas, la naturaleza abrazando la piedra (recuerdo los templos de Angkor, en Camboya). Si ampliáis la imagen veréis a un personaje atravesando el arco de la derecha, quiero pensar que el mismo que se derrumba sobre ¿una tumba? abandonada, medita al amparo de la piedra, camina y se apoya en la pared de la izquierda. ¿Se abandona a alguna ensoñación?. Luego huye.
Estas imágenes son caldo de cultivo para mis delirios románticos. Los dominios de Drácula. No tengo cura.
Siempre he buscado estos rincones románticos para atraparlos en una foto, pero no existen. Quizás mejor así, la realidad suele ser bastante menos bella que la imaginación. El la cruda realidad, ese rincón de Piranesi olería a orines y humedad. Seguiremos buscándolos pese a todo, ¿no?. Un abrazote, Sol.
ResponderEliminarDesde luego que sí, David. Aunque estoy convencida que ese halo romántico se lo pone nuestra mirada. Y la de Piranesi, que hace magia en sus espacios. Un beso, guapo.
ResponderEliminarPoseo un libro que recopila todos los aguafuertes de Piranesi (Ed. Taschen, con textos de Luigi Ficacci). Es un tocho más de mil páginas y abundan en él tanto los detalles ornamentales como las perspectivas arquitéctónicas, muchas de ellas hoy perdidas o deterioradas. En particular, me gusta el apartado de sus "Carceri", imágenes fantásticas de prisiones que levanta su imaginación desbordante. Hay algunas de estas "carceri" que son una verdadera pesadilla visual.
ResponderEliminarLa preocupación del artista porque los esplendores de la Roma antigua fuesen cantera para levantar los pallazzi y los templos católicos, desgraciadamente es hoy una triste realidad: fui un día a Roma esperando encontrarme con la gloria de un imperio sin par en la Historia y hallé la Roma de los papas. Menos mal que Michelangelo y Bernini me sirvieron de consuelo... Pero vuelvo a ver el Foro y es llorar.
Una lástima.
Un beso, Sol, que ahora nos vemos menos.
Vaya, benditos los ojos. Esto tuyo se llama alta traición. No se te trata bien en esta casa? No celebro con vítores y alharacas cada una de tus visitas? Entonces, por qué este abandono? Me parece mal, lo sepas. Te echo mucho de menos.
EliminarDe vuelta a Piranesi. No sé si habrás visto la exposición organizada por la Fundación La Caixa a la que hago referencia en el comentario. Si pulsas los enlaces te encontrarás con sus mágicas Carceri y con una sorpresa que creo te gustará. Y, si tienes ocasión, hazte con el catálogo de esa exposición. Es espléndido.
Caro mío, no te hagas tanto de rogar y vuelve pronto. Un beso
Lo cierto es que un grupo de amigos estamos enfrascados en el diseño de una guillotina de diseño, que evite al reo y al respetable de la plaza el horror de ver el actual artilugio de madera: la fibra de vidrio, el carbono, el balancín hidráulico, los cojines de neopreno, el collarín ergonómico y adaptable a cualquier circunferencia, la tolva recogepelotas, el capacho de polyester insonorizado (qué feo es oír el ¡cloc! de un trofeo capital...). Y, claro, uno no dispone de tiempo para las cosas de la cultura y tal.
ResponderEliminarSi no fuese porque tengo ante mí el libro de las "carceri", es probable que no se me ocurriera ponerte al corriente de cosa tan prosaica y carente de interés. Además, con tu alusión a los dominios de Drácula...
Baci, cara.
Jajaja. Con tanto Robespierre que hay en Asturias no os faltará trabajo. A María Antonieta ni la toques: una mujer con tanto gusto para vestir no merece quedarse sin cabeza, por muy ergonómico que resulte el artilugio. Besos
EliminarSuena muy bien Bach en esa cárcel. La única música carcelaria que conocía de antes era el "Rock de la cárcel" de Elvis..., pero ni color.
ResponderEliminarGracias, Sole.
De nada. Sabía que te gustaría. Un beso
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