Muy posiblemente John Gutmann hubiera sido pintor si el triunfo del nazismo en Alemania no le hubiera aconsejado, dada su condición de judío y su gusto por el expresionismo, considerado arte degenerado, escapar de su país con un contrato de corresponsal extranjero de la agencia berlinesa Presse-Photo. Armado con una cámara y un carné de presa, llega a San Francisco en enero de 1934 y queda fascinado por el dinamismo de la ciudad, por los rascacielos, por el modo de vivir americano. Describió la ciudad americana como "un paisaje en el cual los edificios habían sustituido a las montañas, los automóviles a los árboles, y el neón y las muestras de pintura a las flores."
A pesar de que Estados Unidos vive aún los estragos de la Gran Depresión, Gutmann descubre la potencia del país y valora la libertad de la que gozan los ciudadanos. Se puede decir que vive en la calle, todo lo fotografía, empeñado en trasladar a la opinión pública alemana, tan constreñida en sus cada día más paupérrimas libertades, el modo de vivir americano.
Ve en la huelga general del 34 un ejemplo de democracia inconcebible en una Alemania que ha ilegalizado los sindicatos y las huelgas. Todo llama su atención: los automóviles, los rascacielos, los autocines, los supermercados. Le interesa la forma de divertirse de los americanos y su modo de trabajar, el ciudadano convencional y el mundo marginal. Y todo lo documenta con su cámara.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en la que lucha en las filas de su país de adopción, se dedicará fundamentalmente a labores docentes. En el San Francisco State Collage imparte clases de Dibujo, Historia del Arte y Fotografía Creativa, alejándose paulatinamente de la fotografía. Hoy podemos contemplar una amplia muestra de su obra en la Fundación José Guerrero, de Granada. Un extenso y lúcido reportaje sobre la América de su tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario