Una de las obras que más me han impresionado de la exposición Laberinto de miradas que se puede visitar hasta el 15 de mayo en el antiguo edificio de Tabacalera de Madrid, y de la que ya os he hablado, es la que firma el fotógrafo Rodrigo Albert. Se inscribe dentro del epígrafe Fricciones y conflictos en Iberoamérica, y lleva por título Insertar, Arte y Violencia.
"La frase "cualquier hombre puede ser culpable" dicha por un condenado, uno de los primeros hombres con el que tuve oportunidad de hablar (...) fue la puerta de entrada a mi voluntad de entender este mundo. ¿A través de qué entresijos, pantallas, voces o gestos el silencio viaja atravesando el muro invisible que separa a estos hombres de nosotros? Después de todo ¿qué vida, qué cuerpos, qué sueños y pensamientos se tejen allí donde nuestros ojos no pueden llegar?", se pregunta el fotógrafo. Y con su obra se acerca a una respuesta.
Rodrigo Albert, fotógrafo autodidacta, investiga a través de su cámara sobre la memoria, la libertad y el tiempo. Esta última imagen pertenece a su serie sobre mineros. La fotografía como documento y como denuncia. Y una potencia visual extraordinaria.
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