"Arte para todos, colega", reza este grafiti. ¿No es ese el leit motiv del arte urbano?. Llevar el arte a la calle, sacarlo de museos y galerías, librarle de su carácter sagrado, universalizarlo.
Parece que los grafiti, nacidos en Nueva York en los años 60 del pasado siglo, están más vivos que nunca. Con o sin intencionalidad política, con carácter reivindicativo o simplemente como expresión artística, las tapias de nuestras ciudades siguen vistiéndose a base de sprays.
He de confesar que he encontrado pintadas magníficas en distintas ciudades y que me atraen poderosamente cuando son fruto del ingenio y la destreza y no del vandalismo, como estas que os muestro en este comentario.
Me encanta su fuerza expresiva, su espontaneidad, su frescura. No son gratuitas, desde luego. Sus autores saben lo que se traen entre manos y ese quehacer concienzudo y sincero me conmueve.
Todos estos grafitis, y algunos otros que por razón de espacio no os muestro, los encontré al bajar paseando desde el Albaicín, en Granada, uno detrás de otro, en una tapia, la que veis en la fotografía. Pero no fueron los únicos que encontré. Esos los dejaré para otra ocasión.
Pero los grafitis "artísticos" necesitan a los grafitis "vandálicos". O perderían su carácter transgresor. En nada se diferenciarían entonces de los trampantojos que encargan algunos ayuntamientos a sus artistas paniaguados, para decorar muros medianeros demasiado evidentes. El grafitero sería como ese titiritero callejero, el top de la bohemia cool, pero eso si, con licencia de la autoridad competente. Y además, que mejor decoración para la arquitectura brutalista de los 70 que unos grafitis "vandálicos".
ResponderEliminarJajaja. Me encanta que conserves tu espíritu libertario. Un millón de besos
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