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domingo, 24 de noviembre de 2013

"Seguridad", por David Trueba

"El resumen de los dos primeros años de legislatura de Mariano Rajoy es la ley de seguridad que se perpetra en el Parlamento. Viene arropada por la mayoría absoluta, que es la verdadera mayoría silenciosa, porque ni da argumentos, ni entra en debate, ni pacta, sino que arrasa calladamente con todo. Y es el merjor resumen de legislatura porque se dirige de manera directa contra la única oposición que ha encontrado el Gobierno en la devaluación de la ciudadanía. Al terminar la huelga de basuras de Madrid, con el convencimiento ciudadano de que era una protesta razonada y explicable, la alcaldesa de la ciudad corrió a decir que era urgente limitar el derecho de huelga. ¿Y limitar el derecho a la explotación de los trabajadores de servicios públicos? Por ejemplo.
Por ahí campa nuestro futuro. Si hay razones para la huelga y la protesta, suprimamos la protesta y la huelga. Si somos incapaces de atajar el descontento. Entonces prohibamos el descontento. Cuántas risas nos echamos a costa de la ridiculez de crear un Ministerio de la Felicidad Suprema en Venezuela, pero acaso no es lo mismo nuestra ley de prohibición suprema. Multemos al que pida limosna o al que reclame la acción política frente a los desahucios bancarios. Si nadie te va a devolver un techo tal y como exige la Constitución, prohibamos invocar la Constitución en la vía pública. Si una filmación de la actividad policial ha servido para encausar a agentes que traspasaron la línea del exceso, no esperen una petición de disculpas, sino una ley para impedir que nadie los vuelva a filmar. Nunca una ley de seguridad se empeñó tanto en asegurar al poder y desproteger al ciudadano.
A la espera de la privatización de los teatros, con nuestros edificios de millonarias reformas pagadas por nosotros y sus lugares de privilegio cedidos por nosotros, la ley de seguridad puede servir de inspiración a la ley de sanidad o educación, gremios también en vías de precarización y posterior venta. Basta con prohibir enfermar a los enfermos y prohibir as los fracasados escolares fracasar, y si no que se atengan a las consecuencias. Aunque los jóvenes españoles empiezan a tener las cosas más claras que sus padres: el dinero dicta la ley. Con toda seguridad."

2 comentarios:

  1. En un artículo de Luis García Montero aparecido en "Público" estos días y titulado "Buenos días, fascismo", el autor nos pone ante una evidencia (lo es para los que no tienen embotado el caletre, que parecen ser los menos) palmaria: desde que llegó al gobierno esta mafia que arrasa con todo se han puesto en marcha los mecanismos propios de todos los fascismo que se hacen con el poder político (el Poder real es el que los maneja a ellos como marionetas bien pagadas).
    La intoxicación informativa; la mentira sistematizada; la corrupción que corroe todos los estamentos del Estado; la manipulación de la Judicatura, que tanto nos viene escandalizando con sus fallos y su inoperancia sospechosa; la agresión descarada a los derechos de la clase trabajadora (aquí hago un inciso para desengañar a tanto incauto que siendo de la clase trabajadora, con unos ingresos que le permiten malamente llegar a fin de mes, se considera "clase media": pareciera que aquí no existe más que clase media..., porque se ha llegado a tal estado de degradación moral que la gente se avergüenza de que la consideren trabajadora sin más: muertos de hambre desclasados los llamaban antes), y las medidas regresivas y represivas que se vienen tomando y las otras que nos amenazan con tomar, dan la razón a García Montero, que ejemplariza con otros casos de acceso del fascismo al gobierno por medios aparentemente democráticos. Y subrayo lo de "aparentemente democráticos" porque el el caso español caso cada vez queda más claro que, desde la muerte del Dictador, hemos sufrido un engaño, una ficción, un cambio de cromos entre oportunistas amedrentados y el fascismo que transige en lo accesorio para mejor apuntalar sus rapiñas y sus impunidades.
    Y así resulta que a día de hoy muchos (muchísimos más no se enteran) nos enteramos de que el Rey y su familia son otra cosa bien distinta de la que los esbirros de la prensa cortesana nos han querido mostrar. Despertamos de la ilusion de que vivíamos en un Estado garantista, donde todos los jueces fallaban acorde a los principios de la Justicia; de que derechos básicos del estado democrático que eran incuestionables están ahora en almoneda... Y un sin fín de estigmas y de augurios que nos (me) hacen pensar que Luis García Montero tiene razón: vivimos transitando los primeros anillos de ese infierno llamado Fascismo.

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    1. He leído el artículo, y no puedo estar más de acuerdo con el análisis de García Montero. Creo que no evaluamos correctamente la gravedad de lo que estamos viviendo, ni sus consecuencias, en algunos casos irreversibles. Gracias por la referencia, Federico. Aparecerá completo en Mi casa uno de estos días. Un abrazo

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