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miércoles, 24 de agosto de 2011

El Ágora de Esmirna

En el norte del barrio antiguo de Esmirna se encuentran las ruinas del antiguo Ágora griego, a los pies de una de las lomas de la ciudad, una amplia zona de la que aún se conservan columnatas y arcos, sin ningún tipo de vigilancia.













Bajo un sol implacable, caminamos por calles como la de la izquierda hasta entrever, ante el telón de fondo del edificio blanco de la derecha, las ruinas del Ágora. Construida bajo el reinado de Alejandro Magno, fue destruida por un terremoto en el 178 antes de Cristo y reconstruida por Faustina, la esposa del emperador Marco Aurelio. A ella pertenece el busto que se conserva en el arco. Os lo muestro en la fotografía.













El Ágora era el centro comercial, cultural y político de las ciudades griegas. Lugar de reunión, de intercambio, habitualmente rodeada de una zona porticada, allí se encontraban los principales edificios administrativos de la ciudad, los centros públicos, los baños y las más importantes casas privadas. En el Ágora se organizaba el mercado, allí se solía encontrar el principal santuario de la polis, el dedicado a su deidad protectora, en el que se oficiaban los sacrificios.













Sobre el Ágora griego, vestigios romanos, y más adelante bizantinos y otomanos. A la izquierda de la entrada al Ágora, los restos de una basílica bizantina, construida sobre sótanos para preservarla de los terremotos. Y a la derecha, apiladas sobre el muro, preciosas lápidas de un cementerio otomano que se construyó sobre estas ruinas.













Pero Esmirna no es solo la ciudad antigua, de la que os hablé en una entrada anterior, o sus restos arqueológicos. También es una ciudad moderna, con un perfil no muy diferente al de cualquier otra ciudad europea.













Grandes bulevares, calles arboladas, cafés con terrazas en las aceras, el ritmo de una ciudad de tres millones de personas.











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1 comentario:

  1. Soy un bocazas. Debí imaginarme que no te perderías el Agora con todas sus piedrecitas. Me parece magnifico y plural, con una confianza inusitada por parte de las autoridades, pues de allí, uno puede llevarse lo que pueda(cargar) y quiera(desee). La ciudad moderna me pareció divertidisima exceptuando los trucos de los taxistas por negociar y no bajar el "paratu" y así duplicar(como suena) las TL(liras turcas)de la carrera o empeñandose en ceder el paso a los de la izquierda, circulando por la derecha.

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