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miércoles, 5 de octubre de 2011
La casa de Lope de Vega en Madrid
"Mi casilla, mi quietud, mi güertecillo, mi estudio". Así se refiere Lope de Vega, en una carta dirigida a un amigo, a esta casa que veis en la fotografía, donde el escritor vivió los 25 últimos años de su vida. Está situada en la antigua calle Francos, hoy calle Cervantes, en pleno barrio de las Musas, muy cerca del domicilio de Miguel de Cervantes, Quevedo y Góngora. Barrio de escritores, artistas y comediantes.
Después de haber sufrido destierro por haber escrito unos poemas insultantes a Elena Osorio, tras un desengaño amoroso, Lope vuelve a Madrid, su ciudad, con su segunda mujer, Juana Guardo, y en 1610 compra esta casa donde vivirá hasta su muerte. En el dintel de la casa manda grabar: D.O.M. PARVA PROPRIA MAGNA / MAGNA ALIENA PARVA (que propio albergue es mucho, aún siendo poco/ y mucho albergue es poco, siendo ajeno, según la traducción de Calderón de la Barca) palabras que se hicieron muy populares en el Madrid de su tiempo.
El zaguán, de donde parte la escalera, da acceso al jardín, lo que Lope llamaba "güertecillo", con el pozo y un pequeño huerto donde hoy se cultivan pimientos y tomates. En tiempos del escritor contaría con un corral de gallinas y, según consta en las numerosas referencias a su casa que nos ha dejado, disfrutarían también de naranjos, laureles y otras plantas aromáticas y medicinales.
La distribución actual de los aposentos difiere algo del original, ya que ha tenido que acomodarse a su condición de casa-museo. Sin embargo tanto su restauración como la decoración corresponden a las descripciones de habitaciones, muebles y enseres conservados en el inventario del testamento de Lope de Vega, realizado en 1627; el legado de su hija Antonia Clara, de 1664; y la documentación histórica sobre la finca. En la planta principal todas las habitaciones corresponden a su ubicación original, excepto la cocina y el comedor que entonces se encontraban en la planta baja, cerca del huerto.
El oratorio ocupa una pieza fundamental de la casa, presidido por una talla de San Isidro Labrador, patrono de Madrid y al que el escritor era muy devoto. En 1614, después de enviudar por segunda vez y de perder a su hijo Carlos Félix, Lope de Vega decide hacerse sacerdote. En este oratorio decía misa a diario. A la derecha "el estrado", un tipo de estancia de influencia oriental característica de esta época, en el que se toma asiento a la manera turca o recostándose sobre alfombras y cojines. Se trata de una habitación de uso femenino, donde las damas se reunían y organizaban sus tertulias.
Contiguo al estrado se encuentra el estudio de Lope, con una zona de trabajo y otra dedicado a las tertulias y visitas. Como en el resto de la casa, los muebles se han elegido con criterio estricto, atendiendo a las descripciones dejadas por el escritor y a los propios de la época y estatus socioeconómico de Lope. En cuanto a los libros, pertenecen a la Biblioteca Nacional y se encuentran en depósito, atendiendo para su selección a las referencias halladas en los escritos de Lope, cuya biblioteca contaba con más de mil volúmenes. A la derecha, la habitación de sus hijas.
Como os comenté anteriormente, ni el comedor ni la cocina se encontraban en su emplazamiento actual, aunque se ha respetado la decoración y el utillaje de la época. En la cocina, en un rincón a la izquierda de la imagen, un banco de madera servía para que la servidumbre durmiera al calor del fuego, cuando en su habitación del desván arreciaba el frío. En el comedor, preciosas piezas de porcelana de Talavera y de Puente del Arzobispo. Estas habitaciones estarían destinadas a los dormitorios de los hijos.
En la buhardilla hoy podemos visitar el dormitorio de los hijos , el del servicio y el de los huéspedes, a la izquierda. Cuando Felipe IV instaló definitivamente la Corte en Madrid, se dio cuenta que la villa no estaba preparada para albergar a tantos nuevos vecinos y optó por implantar la llamada Regalía de Aposento, consistente en que toda casa de cierta importancia debía contar con una habitación de huéspedes donde alojar a quien se le pidiese. En casa de Lope se instaló el capitán Contreras, un famoso aventurero en el que Arturo Pérez Reverte dice haberse inspirado para crear a su capitán Alatriste. En 1630 se retiró del servicio y recibió el título de Caballero Comendador de la Orden de San Juan de Jerusalén o de Malta, la misma orden en la que militaba Lope. Vivió en su casa durante más de ocho meses, y debieron ser amigos, puesto que le dedicó El rey sin reino y sus andanzas se encuentran recogidas en su autobiográfica Vida del capitán Alonso de Contreras.
Recorriendo la casa resulta fácil imaginar la vida de Lope y su familia entre estas paredes. La habitación donde murió es un hueco pequeño y austero, con escaso mobiliario. Frente a la cama, una pequeña ventana se abre al hueco de la escalera y permite ver el oratorio y seguir la misa, tal como acostumbraba a hacer Lope cuando enfermaba. Debía ser de uso común en las casas ilustres: lo he visto en El Escorial de Felipe II y en el Monasterio de Yuste de su padre, Carlos I. Como mi amor a Lope es antiguo, he disfrutado la visita. La casa es preciosa.
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Calle poblada de edificaciones curiosisimas tanto por quien las habitaban, como por las actividades actuales en algunas de ellas, pero sobre todo junto a la de Cervantes(la utilizan para rodajes de pelis españolas). Ya que mencionas la talla de S.Isidro, te diré que bastante cerca, cruzando la plaza de la Villa, junto a la plaza de la Paja, está la que se supone fué casa de S Isidro y Sta María de la Cabeza, con un magnífico patio arbolado en el interior, además de la famosa fuente.
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