El dos de noviembre de 1937, en plena Guerra Civil española, la aviación italiana, al servicio de Franco, bombardeó Lleida. No sonaron las alarmas alertando a los vecinos, nadie corrió a los refugios. La mayoría de los hombres estaban combatiendo en el frente de Aragón, en la ciudad solo quedaban mujeres, ancianos y niños. Cuando cesaron los bombardeos, Agustí Centelles salió de su casa con su cámara y nos dejó una serie escalofriante de fotografías, como esta con la que abro, una madre desolada ante el cadáver de su hijo.
Agustí Centelles, el Robert Kapa español, nos ha legado una impresionante colección de fotografías sobre la guerra, captada desde el bando de los vencidos. Ya os hablé en un comentario anterior del paralelismo entre los dos fotógrafos. Ahora, 39 imágenes de Centelles viajarán a Nueva York para exponerse en la Universidad de la ciudad de los rascacielos.
Cuando terminó la guerra, como tantos otros republicanos fue extraditado al campo de concentración de Bram, en Francia, donde siguió dejando constancia a través de su objetivo de cuanto le rodeaba. No creo que existan muchos reportajes sobre la vida en un campo; me estremecen especialmente estas imágenes.
Aquí terminó la vida de Centelles como reportero. El Tribunal Especial de Represión de la Masonería y Comunismo le condenó, en enero de 1950, a doce años y un día de reclusión menor y a la inhabilitación. Más delante se le conmutaría la pena, aunque estaba obligado a presentarse en la jefatura de policía una vez al mes hasta 1956. Nunca volvió a ejercer el periodismo.
Por si os interesa su obra, os dejo este enlace:
Muchas gracias por dejame tu casa por un tiempo. Con tu permiso volveré. Estoy seguro que me sentiré tan bien como hasta ahora. Ven a la mia cuando lo desees
ResponderEliminarSaludos!
josep.
Hola, Sol Pau, estoy aquí de nuevo. Es para decirte que he copiado tu texto. Queria que lo supieras por si no es de tu gusto me lo hagas saber para retirarlo inmediatamente. Muy agradecido.
ResponderEliminarSaludos.
Josep
Claro que puedes usarlo, faltaría más. Es una obra extraordinaria y demoledora, que hay que compartir. Un abrazo grande, y muchísimas gracias
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