"Pina", de Wim Wenders

"Danzad, danzad, o estaréis perdidos". El 30 de junio de 2009 fallecía de improviso la bailarina y coreógrafa alemana Pina Bausch, dos días antes de comenzar el rodaje de Pina. Veinticinco años antes, la bailarina y su amigo Wim Wenders proyectaron hacer esta película, para que no se perdiera el trabajo de esta artista excepcional. Por una serie de circunstancias el proyecto se retrasó, y lo que había nacido como un filme con Pina, con la danza como protagonista, se convirtió en una obra sobre Pina, el homenaje póstumo a una mujer que revolucionó el mundo de la danza.












El documental representa para su autor "una profunda reverencia a la belleza que Bausch entregó al mundo". Y encontramos esa belleza en cada plano, en cada secuencia de la película. No he tenido la oportunidad de ver ningún montaje de su compañía y nunca agradeceré lo bastante a Wenders haber llevado a cabo este proyecto, que nos permite conservar algo de sus mejores montajes. El documental es una belleza, lo más hermoso y conmovedor que he visto en mucho tiempo. Lo que nos ofrece es algo más que danza o, mejor dicho, es lo que para Pina era danzar: un modo de conectar con las emociones más profundas del ser humano. Lenguaje trascendente en el que el cuerpo se convierte en amor, soledad, dolor, libertad, angustia, alegría. La inmensa belleza plástica de sus coreografías es, si se me permite, asunto menor.

Y me conmovieron los testimonios de los bailarines más veteranos de la compañía, recordando anécdotas con su directora, palabras que les iluminaron el camino. Os la recomiendo vivamente. Por desgracia, no creo que continúe durante mucho tiempo en cartel.