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jueves, 20 de octubre de 2011

"Extremo", por Francisco Calvo Serraller


"La mayor parte de las veces no es la opinión del especialista la que más frutos nos rinde para la contemplación de una obra de arte, que es algo más que los elementos materiales que la constituyen, para cuyo discernimiento sí resulta imprescindible estar documentado. En cualquier caso, un especialista, sea cual sea su índole, puede proporcionarnos más información que forje mejor nuestro criterio, pero jamás debe sustituir nuestro diálogo personal e intransferible con la obra de arte. La única excepción para esta regla es la reflexión que al respecto hace un pensador, precisamente porque su perspectiva, siendo universal, se emplaza en la razón de ser de la obra de arte y no en sus particularidades, aunque el conocimiento de éstas nos resulte útil y apasionante.
(...)
El hombre moderno, cuanto más acopia información sobre lo inmediato, más pierde de vista, no ya lo lejano, sino lo profundo, que configuran y sostienen lo real."


















Francisco Calvo Serraller, crítico de arte del diario El País, se refiere en este texto del que he entresacado los dos párrafos que leeis, al análisis que el filósofo italiano Massimo Cacciari realiza sobre tres cuadros: La Trinidad, del ruso Andréi Rublev (¿1360?-¿1430?); La Resurrección de Cristo, del italiano Piero della Francesca (1416-1492), y el Retrato de los Arnolfini, de Jan van Eyck, un cuadro que me entusiasma y del que os he hablado en una entrada anterior. Tratadas las tres obras como iconos, reflexiona sobre ellas en Iconos. Imágenes extremas, que se publica ahora en España.

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