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lunes, 13 de junio de 2011

Algo más sobre "¿Qué hace esto aquí?"

Hace unos días os hablaba de la exposición Qué hace esto aquí, que comparte espacio con la magnífica colección atesorada durante años por Don Lázaro Galdiano, abierta al público en su Palacio-Museo de Madrid. Pintura del XV al XIX conviviendo con obras de arte contemporáneas. Y no puedo evitar pensar que, un amante del arte español como fue Galdiano, no habría dejado de maravillarse ante muchas de las obras que hoy se muestran en sus salones. Cuántas de ellas no habrían sido por él adquiridas y formarían parte de la colección, conviviendo con Madrazos y Grecos, de haber podido vivir nuestro tiempo.

Pese a la diversidad de lenguajes y estilos, la condición humana, la vida y la muerte, el dolor y la felicidad son y han sido siempre el motor de cualquier actividad artística, y eso hermana obras de toda época. Además de la búsqueda de la belleza. Tanto unos como otra, están presentes en esta singular exposición.


Os hablaré de algunas obras que se quedaron en el tintero en mi anterior comentario. Comencemos por Goya. Y por Louise Bourgeois, que con su escultura Avenza Revisited ocupa el centro del salón que alberga las obras de Goya y sus contemporáneos. Nos recuerda Amparo López Redondo como, en tiempos del español, los temas de las supercherías, las brujas y los aquelarres eran temas habituales en las tertulias, asuntos que interesaban a artistas e intelectuales, como dejó magníficamente plasmado el pintor en sus Caprichos. "En la Quinta del Capricho, mansión de recreo de los Duques de Osuna, solían reunirse algunos de los más destacados ilustrados de la época. Leandro Fernández de Moratín y Francisco de Goya también frecuentaban las tertulias. En ellas se hablaba de política, literatura, arte y de algunos otros temas que estaban al cabo de la calle, como las supercherías, los prejuicios y los miedos de las gentes. En esos tiempos, la Inquisición, muy activa aún, continuaba practicando autos de fe y sobre algunos de ellos escribió Moratín y pintó Goya." De la Quinta del Capricho ya os hablé en un comentario anterior.


El efecto, al entrar, es sorprendente. Muy cerca de El Aquelarre goyesco, la escultura de Bourgeois. Goya comentó, con su espíritu irónico, de este cuadro: "Es muy justo: serían discípulos ingratos sino visitaran a su Catedrático, a quien deben todo lo que saben en su diabólica facultad". En efecto, aquí vemos al macho cabrío rodeado de brujas que tienden niños hacia él, en macabra ofrenda. El expresionismo anticipatorio del maestro aragonés, su interés por lo antropomórfico, lo dantesco, enlaza perfectamente con la obra de Bourgeois, inquietante, antropomórfica también, como una suerte de cuerpo en descomposición, vertido sobre el suelo.
















En esta ocasión, la correspondencia entre el Capricho 55 Hasta la muerte, de Goya, y Dix, de George Baselitz es evidente, ya que el pintor alemán se inspiró en la del aragonés para realizar su obra. Sería, pues, una reinterpretación del Capricho. Goya lo explica así: " Hace muy bien en ponerse guapa: son los días de sus días: cumple setenta y cinco años y vendrán las amiguitas a verla." Terrible la socarronería del pintor. Aquí vemos a la vieja, con cara de bruja, acicalándose ante el espejo, rodeada de sus "amiguitas". Pero el expresionismo de Baselitz no es menos desgarrador. Las dos figuras femeninas, boca abajo; la pincelada poderosa y como rota; la expresión de sus rostros, desencajados, parecen gritar. Baselitz no se burla de la coquetería femenina; parece mostrarnos el aspecto más desolador de la vejez.

Muchas más obras contemporáneas se confrontan con las piezas maestras del Lázaro Galdiano. Apasionante exposición, realizada en colaboración con la Fundación María José Jove.

1 comentario:

  1. A Buenos Aires ha llegado una descomunal araña de Bourgeois, esta en el museo de la Fundacion Proa, en La Boca. No la he visto, pero si asistí este domingo a la muestra de 163 fotografías de Doisneau en el Centro Cultural Recoleta, y luego cruzando la Avenida del Libertador, en el Museo Nacional de Bellas Artes, contemplé al Doríforo parado en la propia entrada. muy bueno el post.

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