"(...) La Obra de Arte asalta nuestro corazón y nuestro cerebro, sin pedir permiso, del modo más brusco y más salvaje. Es cierto que cuesta a veces reconocerla. Pero cuando lo conseguimos suele sumirnos en profundas emociones y empatías difíciles de describir. También en confusión, en dudas, contradicciones y contratiempos. Es, en una palabra, intempestiva. O para decirlo en expresión alemana nietzscheriana: Unzeitgemäsliches. Se encarna siempre en el tiempo. Pero admite la intuición de lo Eterno.
Los museos, las bibliotecas, las filmotecas, constituyen antologías de Obras de Arte. Ha sido necesario, muchas veces, un tiempo de depuración, de prueba, de sufrimiento, para que el consenso crítico se produzca. Tarda en ocasiones en ser reconocida y debe atravesar un verdadero purgatorio. Sucedió con la música de Bach hasta su reconocimiento y celebración gracias a Mendelssohn.
El azar, esa necesidad camuflada, contribuye a que el tiempo del descubrimiento, en el que la Obra de Arte revela sus encantos y sus abismos de misterio, se produzca antes o después. Es, en este sentido, muy notable la sorprendente falta de unanimidad que obras hoy consagradas, indiscutibles, produjeron en el tiempo de su comparecencia primera. También es cierto que algunas obras de arte afortunadas revelan desde su aparición su evidencia de ser lo que pretenden ser.
Pero la obra de arte debe lidiar, en ocasiones, con los falsos pretendientes. No puede además confundirse con la obra de talento, con el relato bien construido, incluso perfecto, con la honrada labor artesanal. Hay a veces una necesaria imperfección en las grandes obras de arte.
(...)
Juegan en la obra de arte Eros y Tánatos su partida de ajedrez, como el Caballero y la Muerte en El séptimo sello, de Igmar Bergman. La Obra de arte da notificación de esa partida a Vida o Muerte. El amor, la pasión, la violencia, el crimen, el estupro, el abuso y la injusticia, lo mismo que la aspiración a una vida reconciliada (o sea, la felicidad): todo está en carne viva en las Obras de Arte realistas o abstractas, neorrealistas o fantásticas, surrealistas o futuristas. Nada hay más libre que la Obra de Arte; nadie es más libre que el sujeto que las produce (en el tiempo y ocasión en que trabaja, cual titán, en su taller, en su fábrica, en su escritorio). Libertad es responsabilidad. Libertad es necesidad acariciada, consentida, incluso mimada. Libertad es encadenamiento a una Idea hasta lograr su materialización en piedra, en celuloide, en papel, en hierro al rojo vivo, en hormigón, en pentagrama. (...)"
Eugenio Trías, ABC Cultural, 4 de Junio de 2011
me enriqueció leer estas palabras sabias, muy buenos los tres posts del domingo. Que no decaiga!!!
ResponderEliminarGracias Carlos, te lo agradezco mucho. Espero contar con tus comentarios a menudo. Un abrazo
ResponderEliminarNuestro Mundo es mi casa
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