(...)"Ahora bien, llega un momento en el que uno se interroga por el propósito de tanto progresar. Los deseos del corazón son los fines a los que sirve la inteligencia; por tanto, la inteligencia instrumental recibe los fines desde fuera y no se pregunta por la naturaleza de éstos. Se necesita un sentido nuevo -una estimativa- para el enjuiciamiento de los fines. Esta segunda facultad intelectual, distinta de la inteligencia, es la sabiduría. Sabio es quien ha desarrollado una finesse para discernir, de entre el océano sin riberas de lo humanamente deseable, hermoso y gozoso, lo que, en su caso concreto, aumenta las posibilidades de una vida buena, satisfactoria y digna de ser vivida. Cuántas veces nos asombramos del modo miserable como concluyó sus días ese hombre dotado de clara inteligencia, pero que, a la larga, demostró ser necio y estúpido para reconocer lo que más le convenía ("tan inteligente, tan inteligente, y mira cómo terminó"). El mecanicismo de los medios adquiere una perversa autonomía y coloniza el mundo de nuestra vida ordinaria, por lo que con frecuencia hemos de hacer un esfuerzo para recordar para qué madrugamos, trabajamos, anhelamos y envejecemos. Sentimos entonces la necesidad de pararnos y recordar ese "para qué" que da sentido a nuestro activismo incesante y agotador. Mientras que la inteligencia confirma los fines que perseguimos, la sabiduría se complace en relativizarlos para someterlos a prueba. Dado que la inteligencia tiene de por sí una inmensa tendencia expansiva -que la alianza entre ciencia y mercado excita aún más-, el sabio se ve obligado en determinados momentos a cerrar por un instante la caja de herramientas y detener el progreso."(...)
Javier Gomá Lanzón, diario El País, 4 de Junio de 2011.
Si señor, no puedo estar mas de acuerdo con Javier. Pero no hay que andarse por las ramas, hay que ejecutar esa sabiduría paciente y embriagadora; por ello un consejo a todos los seres inteligentes, que después de tener una actividad frenética durante décadas se resisten a descansar, gozar y disfrutar sabiamente de la vida: inteligentes, autojubilaros sabiamente. Por cierto, siempre se puede, es cuestión de necesitar menos, no de tener mas.Manuel
ResponderEliminar