Hoy el cielo está hermosísimo, luz del norte. La bahía que forman las playas de Gijón, desde el Cerro de Santa Catalina hasta el alto de La Providencia, es tan hermosa como La Concha de San Sebastián, aunque esta supera a la asturiana en el perfil urbano sobre la playa, mejor conservado en el caso vasco.
Después de desayunar camino desde la Iglesia de San Pedro, cuyo perfil se recorta contra el cielo en la fotografía con la que abro el comentario, hasta la Providencia, en el otro extremo de la bahía. Camino deprisa, poco a poco voy entrando en calor. A través de los cascos escucho a Anna Netrebko y Rolando Villazon interpretar La Traviata.
Me recuerdo hace treinta años, haciendo este mismo recorrido. Dejo atrás la playa de San Lorenzo, Estaño, la Ñora. Poco a poco las nubes irán dejando paso al sol. No me canso de mirar el mar. Su ronroneo y el grito de las gaviotas se mezclan con Verdi. Una belleza.
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