En una carpa colocada en los jardines del Club Naútico de Gijón, la Fundación de la Obra Social de La Caixa ha montado una reproducción de una ciudad romana, montaje que ha recorrido varias ciudades españolas y que seguirá con su periplo a lo largo del año. Pese a la obligada simplicidad de la exposición, esta no carece de interés, fundamentalmente para que los visitantes más jóvenes puedan hacerse una idea de la forma de vivir en cualquier ciudad del imperio durante el siglo I después de Cristo.
Tras unas primeras explicaciones a cargo de un guía, y de la proyección de un vídeo introductorio, se inicia el recorrido a lo largo de la exposición, que muestra las fachadas con sus casas de pisos, las tiendas y almacenes, el abigarramiento de unas urbes cuyos problemas no diferían tanto de los actuales: escasez de vivienda y,por tanto, especulación del suelo; suciedad; concentración de población en menoscabo de los centros rurales; mendicidad y carestía de vida. Un audiovisual sobre una de las fachadas refleja el ir y venir de los ciudadanos. A la derecha, la entrada a una vivienda.
A la izquierda, el atrium o patio central de la casa; y a la derecha, el triclinium, donde se recibía a los visitantes y tenían lugar las comidas. A mi lado, un abuelo mostraba la estancia a su nieto. Este, no mayor de tres o cuatro años, observaba muy atento y, de repente, preguntó dónde colocaban la televisión.
El despacho donde el dueño de la casa trabajaba y trataba los asuntos de importancia. Me habría gustado entrar y cotillear de cerca los objetos que habían colocado sobre la mesa. Aunque el conjunto da un poco la sensación de cartón piedra, no carece de encanto.
En la calle se podrían encontrar pequeños establecimientos como el que os muestro a la izquierda, donde por pocas monedas se obtenía un plato de comida. A la derecha, la cocina de la casa.
Los romanos se acostaban sobre catres parecidos al que veis a la izquierda. lo hacían vestidos, cubriéndose con mantas y pieles, en unos dormitorios no mucho mayores que este. A la derecha, el urinario. Una exposición curiosa, perfecta para llevar a los niños.
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