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miércoles, 25 de agosto de 2010

Capilla de San Bartolomé, un enclave mágico.


Ayer se conmemoró el día de San Bartolomé y muchas localidades asturianas celebraron a su patrono. Entre ellas la aldea de Sobrepiedra, en el Concejo de Parres. Frente a ella y en la cumbre de una pequeña loma, a orillas del río Sella, se encuentra esta preciosa capilla levantada en honor al santo.



Se construyó entre los siglos XIII al XV, en la transición del románico al gótico. Tiene pórtico, nave rectangular única con cubierta de madera a dos aguas, arco de medio punto sobre capiteles imposta y cabecera cuadrada. De estilo románico es la portada, los canecillos adosados a la fachada, el arco y la estructura de la planta. La bóveda de crucería y las cuatro ménsulas con figuración humana, sobre las que descansan los nervios, se acercan a las premisas del gótico.





















Sus pequeñas dimensiones y el enclave donde se encuentran le aportan un encanto enorme.






















Estas pequeñas ermitas solían construirse en los altozanos, donde antiguamente se reunía para deliberar el consejo del pueblo y , según las leyendas norteñas, las brujas organizaban sus aquelarres. No era raro que se hallara un tejo (texu en asturiano) en las cercanías, el árbol sagrado en la mitología celta que aún hoy es fácil encontrar junto a este tipo de edificaciones. Así la iglesia intentaba convertir en sagrado un lugar que ya la tradición había consagrado como mágico. En la fotografía lo vemos junto a la iglesia de Abamia, en la localidad de Corao, donde según la leyenda estuvo enterrado Don Pelayo.


El tejo es el árbol funerario por excelencia. Estaba consagrado a la diosa Hécate, a la que se sacrificaban toros negros con cuya sangre se alimentaban las almas de los difuntos. Los irlandeses se referían a él con un adjetivo muy peculiar: “el ataúd de la vid” pues los barriles que contenía y envejecía el vino se fabricaban con duelas de tejo. Una creencia popular británica, que se ha extendido por el norte español y en Asturias se ha convertido en leyenda, es que las raíces del árbol buscan la boca de los cadáveres para alimentarse de ellos. No hay que olvidar que normalmente el tejo se encuentra siempre en las proximidades de una iglesia o un cementerio. Los guerreros astures y cántabros, en su guerra contra los romanos, perdida la batalla y antes de caer prisioneros, preferían suicidarse ingiriendo bayas de tejo, un veneno letal en dosis altas. Los druidas lo consideraban uno de los cinco vegetales mágicos


Al descender te tropiezas con un antiguo molino en ruinas casi cubierto por la vegetación. Esta exuberancia se apodera de todo.


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