La orquesta del Teatro Mariinski. San Petersburgo

La presencia de la orquesta del Mariinski en San Sebastian, con Valeri Gergiev, su director, al frente, me trae recuerdos del viaje que realicé a San Petersburgo hace dos años, y de un 18 de junio en el que tuve ocasión de escucharla en ese mítico teatro donde se representaba "La Traviata". También en esa ocasión el papel de Violeta corría a cargo de Anna Netrobko. Os traigo este precioso Dite alla giovine que cantó en el mismo escenario en abril del 2007.


El teatro Mariinski es igual que una bombonera. Es pequeño y responde exactamente a la imagen que puedes hacerte de un teatro imperial ruso: mucho dorado, mucho adorno, mucho exceso. Resulta fascinante asistir a cualquier representación artística en San Petesburgo, sea un concierto (escuché a Shostakovich y Prokofiev por la Orquesta Philarmonía de San Petesburgo), un ballet (como no asistir en esta ciudad a la representación de El lago de los cisnes, esta vez en el Teatro Mihailovski) o una ópera, y comprobar el silencio casi reverencial que el público guarda durante toda la representación. No se escucha una tos, ni un carraspeo, nadie abre el bolso en busca de caramelos, cuyo celofán al desenvolverse emite ese sonido tan irritante. Nadie se mueve para no distraer al vecino. Y nadie parece tener ese prurito por ser el primero en aplaudir, urtando a las últimas notas del posterior silencio imprescindible, que también es música, y al público de ese tiempo necesario para volver a la realidad. Como es de esperar, teniendo en cuenta que estabamos en Rusia, nadie va vestido de gala. La fotografía que os traigo está hecha con un móvil, de ahí su escasa calidad.

Eran las noches blancas. Cuando salimos fuimos caminando al hotel. Aunque era cerca de medianoche este era el aspecto del cielo desde el canal Griboedova con la Iglesia de la Sangre Redentora de Cristo al fondo.