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domingo, 8 de agosto de 2010
Café Florian. Venezia
En la carta del Café Florian se puede leer: Italia es el país más hermoso del mundo. Venezia es la ciudad más hermosa de Italia. Piazza san Marco es la plaza más hermosa de Venezia. El Café Florian es el más hermoso de la plaza. Por lo tanto, usted está tomando un café en el lugar más hermoso del mundo". Y lo cierto es que, cuando lo lees, no puedes más que asentir: estás en el lugar más hermoso del mundo.
Venezia no existe, pertenece al imaginario de los hombres. Estás allí, la hueles, la palpas, escuchas su silencio por la noche, su crepitar de día y sigue sin tener consistencia material, sigue sin traspasar su cualidad de sueño. Venezia es un estado de ánimo, una estancia interior, un lugar íntimo, silencioso, secreto. Te mece en su luz blanca, aislándote. Se mece en el agua y parece flotar en el aire transparente. A veces susurra.
Venezia es mi paisaje interior cuando estoy en silencio.
Escribo sentada en un velador del Café Florian, bajo las arcadas de la Plaza de San Marcos. Va cayendo la tarde, se encienden las primeras farolas. Una orquestina suena dulcemente. La realidad se aleja. Es fácil dejarse transportar al XIX en el interior de este café. La madera del suelo, los veladores de mármol, el terciopelo rojo de los sofás, los espejos con el azogue envejecido, las lamparitas de bronce y murano de las esquinas, los apliques de latón dorado y tulipas como corolas blancas, la madera y los mosaicos de la entrada: una joya revestida de pinturas alegóricas, pequeñas salitas donde Kafka, Heminway, Lord Byron, Rousseau, Stravinsky y tantos otros intelectuales y artistas se reunían con sus amigos a conversar o ver pasar la vida en la plaza.
Su historia comienza en 1720, cuando Floriano Francescani lo inaugura con el nombre de "Alla Venezia Trionfante",aunque enseguida se le conoció como Florian.
Delante de sus salones y vitrinas han pasado 300 años de historia: desde la caida de la Republica Serenissima , a las conspiraciones francesa y austriaca, de la Unidad de Italia a las guerras mundiales. Los gentilhombres y politicos venezianos se sentaban en el Cafe para discutir asuntos de estado; literatos y artistas buscaban su inspiracion. Incluso se afirma que Casanova entretenía allí a sus enamoradas. No hay que olvidar que el Florian fue el primer local que permitió la entrada a mujeres.
Volver a Venezia.
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En el Café Tortoni de Buenos Aires pone algo similar, y lo curioso es que Florian y Tortoni tienen techos, lámparas y decoración muy parecidas, además de un "algo flotante" muy especial, en el Tortoni flota Gardel y está presente en un grupo escultórico, ocupando una mesa cercada al fondo del café y bajo el cartel que rivaliza con el del Florian. Por cierto, en este café, creo que flota el Mercader.
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