El Vaticano cobrará entrada a los creyentes que quieran asistir a las misas que celebrará el Papa Benedicto XVI en el Reino Unido, en septiembre. Las tarifas varían, aunque desconozco el criterio empleado: la entrada costará 5 libras en la ceremonia de Hyde Park, 20 libras en la misa de Glasgow y 25 en Birmingham.
Me parece una coherente y sabia decisión. Ya Juan Pablo II había optado por la religión- espectáculo, y asistir a un espectáculo tiene un precio. Y los eventos organizados por la autoridad papal suelen ser magníficos: espléndidos escenarios, docenas de figurantes, vistoso vestuario, estudiada puesta en escena y actores profesionales muy avezados en estas lides. El discurso, no por repetido, deja de entusiasmar a sus incondicionales que, estoy segura, no tendrán inconveniente en apoquinar lo que haya menester.
No recuerdo que en la misa celebrada por Su Santidad en su reciente visita a Valencia se cobrara entrada, pero entonces la crisis económica no tenía tan axfisiadas las arcas eclesiásticas. Además, la gestión corrió a cargo de la trama Gürtel, de probada eficacia.
Se me ocurre ahora: llegará el día en que la Iglesia cobre por suministrar los sacramentos? Respecto a la confesión, podrían poner un contador de minutos con tragamonedas, no sería justo que cobraran lo mismo a un pecador de largo recorrido que a un alevín con faltas veniales.
Ver veremos.
El sentido común es el menos común de los sentidos
Ostia era el puerto romano de Cesar y ya se cobraba por los pasajes. ¡Hostias! es una exclamación muy castiza pese a quien le pese. Pero... mercadillo de hostias, va a ser la repera, aunque la Iglesia tendrá que rivalizar con discoteques y demás tugurios, pues ahí, según últimos datos de la prensa, las dán gratis. Por cierto, alguien sabe cuantas acepciones hay en el diccionario.
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