!!! Bienvenido ¡¡¡

Gracias por entrar. Antes de irte, echa un vistazo y comparte con nosotros. Nos interesa conocer todo lo que quieras compartir. ¿Has hecho algún descubrimiento deslumbrante? ¿Una película, un poema, un cuadro, un disco? ¿Una ciudad, un paisaje? Ábrenos una ventana y nos asomaremos.

sábado, 21 de agosto de 2010

La Virgen de los Desamparados, en las Descalzas Reales de Madrid


El Convento de las Descalzas Reales, en Madrid, atesora obras artísticas de un valor incalculable, y una historia apasionante que os contaré uno de estos días. Hoy quería hablar de una de sus joyas, esta Virgen de los Desamparados realizada en 1644 por Tomás Yepes. Aunque parece una fotografía tomada a un altar que sustenta la imagen de la Virgen con el Niño, se trata de un óleo. Parece un trampantojo.

Durante el siglo XVII pintores y escultores se afanaban por conseguir el mayor verismo, exigido por la Iglesia con el fin de acrecentar la devoción de sus fieles, removiendo su conciencia a base de conmover su corazón. En pos de ese naturalismo los escultores, a veces solicitando la colaboración de los pintores, en otras ocasiones aprendiendo ellos mismos la técnica, pintan sus tallas hasta que parezcan cobrar vida: la tonalidad de la piel, la textura de la sangre o del pelo, la calidad de las uñas o los ojos. Los pintores, a su vez, pretenden dotar a sus figuras de la tridimensionalidad de la escultura. Algunos trabajaban a partir de modelos de cera o yeso, mientras que otros se servían de la escultura para aprender anatomía y dar mayor verosimilitud a sus obras. Y no era raro que eligiesen una escultura como modelo.

Este es el caso de la Virgen de los Desamparados, copia exacta de una estatua gótica valenciana, encargada a Tomás Yepes por las monjas de las Descalzas Reales de Madrid. Se suponía que el lienzo conservaba el carácter sagrado de la escultura.


















Existen múltiples ejemplos de esta estrecha relación entre pintura y escultura en el XVII. Ved sino el parentesco entre esta Inmaculada Concepción realizada por Velázquez en 1618-19 y la escultura en la que se inspiró, obra de Juan Martínez Montañés y Francisco Pacheco en 1606-08.

2 comentarios:

  1. Tuve la oportunidad de ver la pintura en una exposición en el DF y debo decir que de todas las pinturas religiosas que he visto es la que más me mueve.

    pd: Me gusta su ventana!

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias, Melpomene. Por cierto, precioso nombre. Espero que, a diferencia de la musa, tú seas feliz. Y encontrarte más a menudo por mi casa. Un abrazo

    ResponderEliminar