Erwin Olaf. Fotografía

Fascinante Erwin Olaf. Adentrarse en su obra resulta una aventura, no sabes lo que te encontrarás bajo el epígrafe de la siguiente serie. Siempre te sorprende. Le descubrí a través de la obra que expuso en La Laboral de Gijón, su mirada sobre los clásicos, El Greco, Velázquez, Zurbarán, y le percibes jugando, reinventando, con una mezcla de lucidez y sarcasmo.





















Apolonia, de Zurbarán; Mariana de Austria, de Velázquez.





















Comenzó alternando el fotoperiodismo con la fotografía de estudio, y luego haciendo una simbiosis de ambos. Surgió en la escena artística internacional en 1988, cuando su serie Ajedrez fue galardonada con el primer premio en el concurso Young European Photographer. Ese premio fue seguido por una exposición en el Museo Ludwig de Colonia. Desde entonces, Olaf ha seguido estudiando las cuestiones de género, la sensualidad, el humor, la desesperación y la gracia en cada serie sucesiva.













Me conmueves especialmente aquellas en las que el retrato social está más presente, aquellas en las que Olaf se muestra más cercano a la soledad, a la indefensión de sus modelos. Tanto cuando se trata de retratos, como en la imagen de la derecha, como cuando refleja escenas a través de una cierta impostura, una cierta escenificación, nos acerca al personaje en su incomunicación y, pese a su formalismo, o quizá a causa del mismo, logra esa identificación que nos hace vibrar.


En el año 2001 aborda, con la serie Paraíso, la descripción de un submundo oscuro y barroco. Ese punto histriónico y exuberante conduce directamente a lo macabro. El universo de los payasos, su tragedia, su falsa comicidad.

Erwin Olaf bebe de los clásicos y hay algo de vocación pictórica en sus obras. Una forma de construir, de jugar con el color, de superponer capas de significación.












Su obra llegó a museos y galerías de arte de todo el mundo y, como era de esperar, el mundo de la publicidad tomó buena cuenta de ello. Así surgieron trabajos para firmas como Lavazza, BMW, Microsoft y Nintendo, entre otros muchos. Últimamente Erwin trabaja también para revistas como The New York Times Magazine, The Sunday Times Magazine, Elle y Citizen K.

En 1999 su campaña mundial para los pantalones vaqueros Diesel le valió el codiciado León de Plata en el Festival de Publicidad de Cannes. Se le concedió el mismo premio dos años más tarde por sus imágenes producidas para Heineken. Pero incluso sus obras con un carácter más tópicamente publicitario cuentan con su sello, como podeis comprobar en las siguientes fotografías.

















Estas dos que os muestro a continuación son de mis preferidas. Creo que cualquiera de las dos puede inspirar un relato. Ambas me recuerdan la obra de Hopper. Tres seres solitarios encerrados en su vida cotidiana, rodeados de esos objetos mudos, esperando. Qué?.