Y esto tampoco es una cúpula. Se trata de otro trampantojo pintado por Andrea Pozzo en la Iglesia de los Jesuitas de Viena.
Los siguientes se encuentran en Madrid y en Burdeos.
El trampantojo o «trampa ante el ojo», también llamado trompe l'œil , expresión francesa que significa que «engaña el ojo» es una técnica pictórica que se utiliza para crear un efecto falso que, sin embargo, creemos real. Se utiliza tanto en pintura como en arquitectura. Se trata de un recurso muy antiguo, ya los griegos y romanos lo utilizaron; en el Renacimiento dio profundidad a los techos y a las paredes de iglesias, palacios, etc., pero sin duda fue el Barroco su época de mayor brillo. Durante el siglo XVII fue habitual su uso tanto en la pintura, sobre todo en el bodegón, como en las bóvedas, techos y muros de edificios. Hoy se emplea para embellecer el paisaje urbano cuando se realizan obras en un edificio, pintando la lona que lo cubre, y también lo hemos visto en fachadas laterales que sin él mostrarían un aspecto feo y aburrido.
Maestros como Borromini utilizaron esta técnica. Este precioso trampantojo lo pintó en el Palacio Spada, con lo que modificó la percepción de este espacio creando una falsa galería que le dota de mayor profundidad. Un efecto similar lo encontramos en la Scala Regia del Vaticano, de Gianlorenzo Bernini, logrado mediante una doble sucesión de columnas que disminuyen progresivamente de tamaño, consiguiendo que la escalera parezca más larga y majestuosa de lo que es en realidad.
En pintura ha sido utilizado fundamentalmente por los hiperrealistas, como vemos en este lienzo titulado Escapando de la crítica, de Pere Borrel del Caso, fechado en 1874. También encontramos este efecto en nuestros pintores barrocos. Recordemos esos bodegones en los que parece que las frutas se salen del marco.
Palomino, cronista en el siglo XVIII, explica muy bien cómo funcionaba este juego ilusionista:
“En esta galería pintó Mitelli todas las paredes, enlazando algo la arquitectura verdadera con la fingida, con tal perspectiva, arte y gracia, que engañaba la vista, siendo necesario valerse del tacto para persuadirse que era pintado. De mano de Colonna fueron las figuras fingidas, y los festones de las hojas, y de frutas, y otras cosas movibles, y un muchacho negrillo que bajaba por una escalera, que éste se fingió natural, una pequeña ventana verdadera, que se introdujo en el cuerpo de la arquitectura fingida; y es de considerar que, dudando los que miraban esta perspectiva, que fuese fingida esta ventana (que no lo era), dudaban que fuese verdadera, causando esta equivocación la mucha propiedad de los demás objetos, que eran fingidos”.
El barroco madrileño ofrece varias maravillas realizadas con esta técnica: en el Monasterio de las Descalzas Reales la escalera principal del palacio, la sala capitular o la capilla cuenta con ejemplos de magníficos trampantojos; la bóveda de la iglesia de San Antonio de los Alemanes; la cúpula de la Iglesia del Sacramento y la ermita de San Antonio de la Florida son buena muestra de ello.
Bien...Linda nota.
ResponderEliminarHace tiempo publiqué
http://pharmacoserias.blogspot.com/search/label/Palabras
donde se puede ver la en dos cortos videos
como se vuelven realidad
http://www.youtube.com/watch?v=L6ZORxiVVXA&feature=player_embedded#!
y tambien la técnica:
http://www.youtube.com/watch?v=JcCBJlXVW8Q&feature=player_embedded
Bravo...
Fantástico!!! Muchísimas gracias, y un fuerte abrazo
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