No me gustaría que los talibanes monopolizaran esta sección, pero no es fácil sustraerse a las noticias que, sobre sus atroces prácticas, nos ofrecen los medios de comunicación. Sé que muchas otras barbaridades tienen lugar en imnumerables puntos geográficos, pero no siempre son objeto de la atención mediática y logran pasar inadvertidas para el gran público. En cualquier caso, que otras sinrazones provoquen otras atrocidades no disminuye la gravedad de las perpetradas por estos individuos en nombre de Dios.
El pasado día 15 lapidaron a una pareja en la localidad de Kunduz, acusados de adulterio. Él, Qayum, de 28 años, casado, huyó a Pakistán con una mujer, Sadiqa, de 20 años, soltera y prometida a otro hombre. Parece ser que la familia contactó con ellos y les convenció para que regresaran, con la promesa de que serían perdonados y podrían casarse. Así lo hicieron. Fueron entregados por la familia a los talibanes, objeto de un juicio sumarísimo y lapidados inmediatamente, por separado, ante unas 150 personas.
Si esto no es la barbarie, que venga Dios y lo vea.
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