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miércoles, 19 de enero de 2011
Calder, la gracia en movimiento
Se dice que la obra de Alexander Calder sería la conjunción del Miró más poético y creativo y la mirada de un ingeniero. Algo de eso hay. Calder, como buen técnico, cuando conoció la obra de las vanguardias del primer cuarto de siglo XX, léase Mondrian, Miró, Arp o Duchamp, las imaginó en movimiento, esto es, imaginó el espacio creado por estas piezas de luz y color, flotando y bailando en el aire, primero a base de motores, luego por la simple acción del aire. Figuras tridimensionales en el espacio. Así nació el llamado "Arte cinético".
Entro en la galería Elvira González, en Madrid, y me veo rodeaba de estos mobiles que, suspendidos del techo, se muestran llenos de gracia y belleza, ingrávidos, ligeros como pájaros en suspensión. Camino entre ellos y no puedo evitar soplar sobre estas pequeñas superficies pintadas. Y entonces comienzan a bailar. Me retiro y contemplo sus suaves giros, su temblor. Siento un placer intenso, una enorme alegría.
Cuenta Peggy Guggenheim en Confesiones de una adicta al arte que, en los años treinta, intentó montar en Inglaterra una exposición con esculturas de Calder, Brancusi, Arp y Duchamp. Cuál no sería su sorpresa cuando las piezas fueron paralizadas en la aduana ya que las autoridades no las consideraron obras de arte y, catalogadas en otro concepto, su entrada exigía nuevos papeleos y mayores impuestos. Consultado el director de la Tate Gallery, estuvo de acuerdo con los aduaneros, y tuvo que ser la Cámara de los Comunes la que, presionada por los artistas, permitiera su entrada en el país como "obras de arte".
Es fácil imaginar, en aquellos años, la estupefacción que esta obra causaría. Acostumbrados a la escultura "seria", hierática, asimilar estas piezas que juegan con el espectador, reinventándose en cada movimiento, no debió resultar tarea fácil.
Acompañan a las esculturas un conjunto de guaches. Resulta un lujo que una galería privada, como la de Elvira González, nos ofrezca este conjunto de piezas de un artista al que, en los últimos años, los museos más importantes del mundo prestan la máxima atención.
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