Assilah, la preciosa aldea marinera en la costa marroquí del Atlántico, parece haber sido conquistada por los artistas. Y no deja de ser curioso, y un punto incongruente, encontrarte con estas pinturas en las paredes de la medina, cuando resulta tan fácil abstraerte de nuestro tiempo y sentirte en un lugar intemporal, donde las gentes viven despacio, dedicadas en su mayoría a oficios ancestrales, celosos de sus costumbres y creencias.
Me digo que es mil veces preferible que sean los artistas quienes hayan tomado el pueblo, y no los especuladores, aunque me cuentan que un jeque árabe ha comprado unos cientos de kilómetros de costa para hacer una urbanización "exclusiva". Horror. Terminarán con la paz que aquí se respira, y la medina se convertirá en una tienda de souvenirs. Si Marruecos cae en un desarrollismo "a la occidental", lo habremos perdido. Ojalá no sea así. Inshallah.
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