En 1998 Matthew Shepard, un estudiante gay de la Universidad de Wyoming, fue brutalmente asesinado por dos homófobos en la ciudad de Laramie (Estados Unidos). La noticia, que atrajo la atención de todo el mundo, inspiró al director venezolano Moisés Kaufman para escribir una obra de teatro, y posteriormente, una película. Kaufman y su compañía de teatro viajaron hasta Laramie para recoger de primera mano información sobre Matthew y sobre todo lo sucedido, desde la fatídica noche en la que Shepard fue apaleado, su muerte en el hospital y el posterior juicio a sus asesinos. Utilizando un reparto de lujo (formado por Laura Linney, Peter Fonda, Clea DuVall, Steve Buscemi, Christina Ricci, Janeane Garofalo y Joshua Jackson, entre otros), este film está basado en las más de 200 entrevistas que mantuvieron con los vecinos de Laramie. Aquí teneis a los protagonistas de la tragedia, la víctima y los asesinos. Los tres tenían 21 años.
Hace unos días se estrenó la obra de teatro en El Español, en Madrid, dirigida por Julián Fuentes Reta y protagonizada por Consuelo Trujillo, Jorge Muriel, Ana Cerdeiriña, Mónica Dorta, Iñaki Guevara, Diego Santos, Victoria Dal Vera y Antonio Mulero-Carrasco. Me entusiasmó tanto el montaje como el espléndido trabajo de los actores, dando voz a múltiples personajes. Con una enorme versatilidad y credibilidad, fueron transformándose ante la entregada mirada del público que revivió sobrecogido una tragedia que, como ellos mismos recordaron, puede repetirse en cualquier momento y lugar. El miedo a lo diferente, los prejuicios, una educación castrante y una sociedad hipócrita siguen siendo caldo de cultivo para la tragedia.
"La historia de Mathew no es sólo la historia del asesinato de "un chico gay", como los cientos de terribles historias que suceden todos los años en nuestro país con el mismo argumento, y no puede ser simplificada para que se amolde a las expectativas de condena o redención de ningún grupo que mantenga un argumento único. Porque ésta, es también la historia de Rusell Henderson y Aaron Mckinney, sus agresores, dos jóvenes de su misma edad, y la historia de una comunidad enferma de odio, un odio que se manifiesta de muchas maneras, sutiles o dolorosamente obvias, todos los días, en todas partes. Y, aunque aquí esa comunidad se llame Laramie, es mucho más vasta que un pueblo del Medio Oeste Americano", declara Julián Fuentes Reta.
Iniciativas de este tipo resultan imprescindible para hacernos reflexionar sobre la sociedad que hemos creado y nuestra responsabilidad individual sobre ella. Y si además, se presentan a través del arte con mayúsculas, estamos de enhorabuena. Nadie debería perdésela.
Os ofrezco unas imágenes del arranque de la película.
Dios, me re identifico porque yo también pertenezco a una minoría. Cómo hay quente que todavía tiene ese odio. Me acuerdo en uno de los hoteles cinco estrellas en mexico cuando viajé, se proclamaban gay friendly y realemtne era un alivio ver cómo todos eran aceptados por igual. Que siga así!
ResponderEliminarMica