Cuenta Antonio López a la periodista Ángeles García en el diario El País que fue su tío, Antonio López Torres, quien le incitó a dibujar al natural, cuando colocó sobre una mesa sin barnizar un lienzo blanco, un puchero de barro, una cebolla partida y un trozo de pan. Hasta entonces sólo había realizado copias. Y allí nació el amor del pintor manchego por el dibujo. Recuerda Antonio López que, con unas pocas líneas, consiguió encajar los objetos en el papel.
"Mis dibujos están a la altura de mis pinturas y tienen una ventaja fundamental, que me dan una libertad impresionante. En diez minutos puedes resolver un tema, casi sobre la marcha, a la velocidad que lo estás viendo. En pintura nunca es así."
TF Editores presenta un libro en el que se recoge una antología de los dibujos del pintor, con textos de Antonio López y del crítico de arte Francisco Calvo Serraller. Mientras tanto, el pintor continua trabajando en sus seis vistas de la Gran Vía madrileña y en tres esculturas que representan a otros tantos personajes a los que admira: Rafael Sánchez Ferlosio, Miguel Delibes y Antoni Tapies.
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