Había visto a Gustavo Dudamel al frente de la Joven Orquesta Simón Bolívar en una actuación memorable en abril del pasado año. El domingo volvió a Madrid con la Filarmónica de Los Ángeles, orquesta de la que es Director Musical desde hace un año, para ofrecernos la 9ª Sinfonía de Gustav Mahler. Confieso que llegué al Auditorio con curiosidad por escuchar la versión que un director joven como él nos ofrecía de una obra tan compleja y emocionante, y una cierta aprehensión, ya que aún conservo muy viva la conmoción que me produjo la interpretación de la Sinfónica de Berlín, dirigida por Claudio Abaddo, que escuché en octubre. Sin llegar a la hondura del maestro (creo que tarea imposible, Abaddo es un fuera de serie) la 9ª sonó maravillosamente bajo la batuta de Dudamel, y el Adagio del cuarto movimiento, conmovedor. Como apunta José Luis García del Busto en el programa, escuchar esta Sinfonía es siempre un "acontecimiento espiritual". El sábado también lo fue. Pese a su juventud, Dudamel se nos mostró como un director maduro consciente de la belleza que tenía en las manos. Un precioso concierto. Os ofrezco unos minutos del Adagio, con Dudamel como conductor de la Joven Orquesta Simón Bolivar.
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